PEGALAJAR EN LA PRENSA NACIONAL DEL SIGLO XIX

Juan Antonio López Cordero.

(publicado en: Fiestas de Mayo en Honor a San Gregorio Nacianceno, del 7 al 9 de mayo de 2010. Pegalajar, Ayuntamiento, 2010, p. 31-38)

 A partir de mediados del siglo XIX, tiene lugar un amplio desarrollo de la prensa en España, aunque la inmensa mayoría de los habitantes del país sigue siendo aún analfabetos. La mejora en las vías de comunicación y el desarrollo del ferrocarril difundieron más rápido las noticias. El mundo tradicional empezaba a quedar atrás, pero en los núcleos rurales el cambio era mucho más lento. Las noticias locales, que habían formado parte de la efímera memoria generacional, comenzaron a salir en la prensa, incluso en la nacional. En las líneas siguientes recogemos algunas de los noticias sobre Pegalajar aparecidas en este tipo de prensa agrupadas por temas, en el que no puede faltar la referencia a voto de Pegalajar a San Gregorio.

 San Gregorio:

 La secular vinculación del pueblo de Pegalajar con San Gregorio encuentra eco en 1875, el periódico católico madrileño El Siglo Futuro, editado entre 1874-1936, en su edición del 7-junio-1877, p. 3, refiere el tradicional voto de San Gregorio del pueblo de Pegalajar y la continuación del mismo, en un año de importante plaga de langosta que mermaba las cosechas. El artículo periodístico dice así: 

“Recomendamos al Sr. Mariscal la siguiente receta contra la langosta, en que él todavía no ha caído, y que hasta ahora es la única que ha producido efecto:

En un pueblo de la provincia de Jaén, denominado Pegalajar, se presentó hace muchos años una plaga terrible de langosta.

Reunido el municipio con el Clero y convocada una junta de la mayor parte de los vecinos, determinaron salir en rogativa llevando la efigie de San Gregorio y haciendo exorcismos a la plaga.

Al día siguiente desapareció, sin causar daño en el término jurisdiccional de dicho pueblo.

Los vecinos, admirados de aquella desaparición tan repentina, y comprendiendo aquellas palabras del Evangelio: neque qui plantat, neque qui rigat sed qui incrementum dat Deus, reunidos con el Clero, el ayuntamiento y el pueblo, hicieron voto solemnísimo de celebrar todos los años una fiesta y procesión solemne a San Gregorio el día 9 de Mayo, en que la Iglesia conmemora la festividad del referido Santo. Además se comprometieron todos los vecinos a comer de vigilia y ayunar en dicho día, y asistir uno por lo menos de cada casa a la procesión y fiesta yendo descalzos.

Estos votos se han renovado todos los años y cumplídose, y muy particularmente en los que se presentaba la devoradora plaga, notándose cómo cosa prodigiosa que en el año anterior, a pesar de haberse presentado el insecto, y en mucha abundancia, no experimentaron perjuicios en sus fincas del término jurisdiccional, sucediendo todo lo contrario en los pueblos colindantes; y en el año presente, a pesar de haber tanta langosta en todas las sierras que rodean el término, no ha sido invadido éste, y los vecinos de Pegalajar, cumpliendo sus votos este años como los anteriores, esperan verse libres del terrible azote.

Al llegar aquí, ¡qué regocijadamente se reirán los tontos!

Mientras ellos se ríen, los que tengan interés o deseo de saber la verdad, pueden preguntar al citado pueblo, y sabrán que lo que decimos es exacto”.  

Accidente:

 El diario madrileño La España, editado entre 1848 y 1868, recoge en su edición del 30-abril-1854, p. 2, un accidente junto al Puente Padilla, actualmente derruido, en cuya proximidad se encontraba la venta de Padilla y la casería de los Frailes, primera casa cuartel de la Guardia Civil en Pegalajar. Dice así:

“Una de las diligencias de la empresa de las peninsulares, ha estado muy expuesta a volcar en el río de Pegalajar, en la provincia de Jaén. Al atravesar el río, perdieron tierra las mulas y se echaron a nadar; el coche quedó detenido, y sin el auxilio de los guardias civiles y los peones camineros, que inmediatamente se arrojaron a sacar los viajeros en hombros, se hubieran lamentado algunas desgracias de consideración. El puente de este paso sobre el río está hecho hace dos años, y el ramal de camino a punto de concluirse. Lástima es que un camino tan concurrido hoy no esté del todo concluido, cuando es tan poco lo que le falta.”

 Violencia:

 Por desgracia, los sucesos violentos son los que más predominan en la prensa nacional al hablar de Pegalajar. Quizás también porque la violencia suele recogerse con más asiduidad como noticia. Sobre ello nos encontramos con varios ejemplos.

 El Clamor Público (1844-1864)[1], periódico progresista editado en Madrid, en su edición de 27-mayo-1855, p. 3, recoge la noticia de hechos violentos ocurridos con repartos de tierras municipales en Pegalajar, posiblemente en relación con tierras de la dehesa de Bercho, parte de las cuales se habían repartido en la época anterior. Esta segunda fase coincide con la política desamortizadora del Bienio Progresista. La escueta noticia dice lo siguiente:

  “En la provincia de Jaén han intentado algunos repartirse los bienes de propios. En Pegalajar ha habido serios disgustos con ese motivo, en los cuales ha sido preciso que intervenga la fuerza armada”.

 Por otro lado, La Esperanza (1844-1874)[2], periódico carlista editado en Madrid, en su edición de 26-mayo-1855, página 2, escribe sobre estos sucesos violentos de reparto de tierras ocurridos en Pegalajar en semejantes términos.

En cambio, el periódico madrileño La España (1848-1868), en su edición de 26-mayo-1855, escribe del mismo suceso de forma menos alarmante:

 “En Pegalajar, pueblo de la provincia de Jaén, los vecinos han empezado a repartirse amigablemente los bienes de propios. Ellos habrán dicho: supuesto que con la desamortización todo se lo ha de llevar la trampa o malvenderse, más vale que se quede en casa lo que nunca debiera salir de ella”.

 En la década siguiente, El Imparcial. Diario Liberal de la Mañana (1868-1933), periódico madrileño, en su edición de 10-agosto-1869, p.2, recoge una noticia publicada en El Anunciador del Jaén, referente a los graves sucesos ocurridos en Pegalajar entre vecinos enfrentados políticamente durante las fiestas de la Virgen de las Nieves. Los dos grupos enfrentados “neos” y “republicanos” eran dos extremos políticos, los neocatólicos monárquicos y clericales, y los republicanos con tendencias anticlericales.[3] El periodista analiza estos actos violentos de tipo político en relación con el odio personal que se tenían los dirigentes de dichos partidos o “caciques”, actitud cainista que en Pegalajar se ha reproducido en otras épocas:[4] 

“Leemos en El Anunciador de Jaén correspondiente al día de ayer: Según noticias particulares que tenemos de esta madrugada, se ha alterado gravemente el orden público en el vecino pueblo de Pegalajar donde habían acudido bastantes forasteros con motivo de celebrarse la Fiesta a la Virgen de las Nieves que se verifica cada año. Se nos asegura que ha corrido la sangre, resultando varios heridos de gravedad en la lucha que dicen se ha sostenido entre los neos y los republicanos. Procuraremos ponernos al corriente de este grave suceso, para comunicarlo a nuestros lectores con la exactitud que se haya verificado. Mientras tanto condenamos el odio reconcentrado que se tienen en ese pueblo los dos partidos que se disputan el mando. ¡Lástima que a sus caciques, origen de la sangre derramada, no les hiciera sentar el Gobierno bien la mano! Así, y solamente de esta manera, es como podría conseguirse que Pegalajar fuese un pueblo medianamente civilizado”. 

En Pegalajar existía un importante núcleo republicano, posiblemente heredero de la fuerte implantación progresista y demócrata que llevó en 1854 a secundar masivamente la revolución de julio de ese año y destituir a la Corporación municipal, mientras en la plaza la banda de música tocaba el himno de Riego entre la multitud[5], que será el himno republicano. En la población, el republicanismo tuvo en esta época un símbolo en José Calatayud San Martín (1827-1889), natural de Pegalajar aunque avecindado en Jaén; había sido procesado por colaborar en el levantamiento republicano de Loja,[6] que encabezó el veterinario Rafael Pérez del Álamo secundado por miles de campesinos junto con artesanos y pequeños propietarios.

José Calatayud[7] fue miembro fundador del partido demócrata republicano, diputado provincial por Martos y después por Jaén, alcalde de la capital en 1869 y 1870, y gobernador civil de la provincia en 1873. Por ser el líder del cantonalismo giennense fue condenado a muerte por el gobierno de Castelar, siendo conmutada la pena por la requisa de todos sus bienes, pero pudo vivir holgadamente con los de su mujer, María Ruiz Monereo. Como masón, fue diputado de la Gran Logia (Gran Oriente de España). Murió a consecuencia de la caída de un caballo. [8]

 

Fot.: Acta de bautismo de José Calatayud San Martín. Iglesia parroquial de Pegalajar.

 

 Alcaldes y concejales

 Otro grupo de noticias lo ocupan los representantes de la corporación municipal de Pegalajar. En estos casos suelen ser hechos anecdóticos y personales que destacan en el nombre de Pegalajar en la prensa nacional y nunca en sentido positivo.

El periódico La Época (1849-1936), editado en Madrid, en su edición núm. 14733 de 21-septiembre-1883, p. 2, critica la actitud de los concejales de Pegalajar en la relación con la supresión de los “peatones”, aquellos individuos que se encargaban de llevar la prensa a casa de los suscriptores. Dice así: 

“La supresión de los peatones ha creado una perturbación grandísima en los pueblos... han resuelto los apreciables concejales de Pegalajar que vayan los interesados (pero los interesados en persona, Sr. Monares) a recoger su periódico a la Casa-Ayuntamiento a las veinte horas de haber llegado el correo. Si usted o nosotros, Sr. Monares, viviésemos en aquel pueblo de Jaén y nos trataran así, ¿no dejaríamos la suscrición a los periódicos?...”  

Un año después, la noticia surge en torno al Alcalde, Antonio Cabrera Cabanillas, que tiene que huir de Pegalajar por la persecución del Gobernador Civil de la provincia[9]. El tema apareció en el diario “El Liberal (1879-1939) de donde fue recogido por La Discusión (1856-1887), Diario Democrático de la Mañana, Madrid, en su edición de 13-febrero-1884, p. 1: 

 “Ha llegado a Madrid, huyendo del gobernador de Jaén, Sr. Álvarez, el alcalde de Pegalajar, pueblo de la provincia de Jaén.

Dicho alcalde fue llamado por el gobernador de una manera singular. La orden se la comunicó un cabo de la Guardia Civil, al cual se le imponía -en un volante que mostró- la obligación de trasmitirla personal y verbalmente y con encargo de no entregar aquel documento.

Cumpliendo el mandato, presentose el alcalde al gobernador, quien de buenas a primeras le notificó haberle impuesto una multa de 500 pesetas por su mala administración, que, a su entender, corría parejas con la del Ayuntamiento.

El alcalde se defendió como pudo y se resignó a sufrir la multa; pero no dimitió, ni parece está dispuesto a dimitir aunque el gobernador le multe de nuevo, le procese, le suspenda y le destituya.

Pero, naturalmente, en vista de que el Sr. Álvarez da gritos, rompe plegaderas de marfil, impone multas de 500 pesetas y amenaza con otros excesos cuando habla con los alcaldes de la provincia, el de Pegalajar ha tomado la vuelta de afuera, viniéndose a Madrid y dejando en Jaén al Sr. Álvarez a la luna de Valencia”  

A los pocos días, el Alcalde debió volver a Pegalajar. Entonces la venganza del Gobernador Civil se hizo realidad, según recoge el periódico La Época, en su edición núm. 11359, de 26-febrero-1884, p.3: 

Las Novedades denuncia el acto de haber la Guardia Civil hecho levantar al alcalde de Pegalajar a las altas horas de la noche y conducirlo a la cárcel, por creerlo complicado en una causa criminal”. 

Conclusión

Este extracto de noticias sobre Pegalajar en la prensa nacional del siglo XIX da una visión general de acontecimientos locales que por su singularidad fueron recogidos en este tipo de prensa. Destacamos el voto de Pegalajar a San Gregorio, por su valor etnológico. Pero, por desgracia, sobresalen hechos anecdóticos que tienen como protagonista a los representantes de los vecinos en el Ayuntamiento y la agresividad cainista de tipo político que periódicamente ha estado presente en la población. En este sentido, sirvan estas líneas como contribución a las palabras de Cicerón (Historia vitae magistra), para quien la Historia es la maestra de la vida, puesto que de ella se pueden sacar reflexiones que nos pueden ser válidas en el presente. 


[1] “Periódico progresista fundado en 1844 por Fernando Corradi, era de carácter agresivo y polemista, muy enfrentado a los gobiernos moderados. Cuando el progresismo alcanzó el poder, en 1854,decayó la influencia de este periódico, que pasó a órgano de la Unión Liberal, y su lugar lo ocuparía Las Novedades.

En contraste con la prensa posterior de finales de siglo, los periódicos de mediada la centuria son poco vistosos y sacan escaso juego de la tipografía. Sus noticias son fundamentalmente políticas, buscando la “formación” frente a la “información”, no hay demasiados anuncios y el folletín ocupa un lugar destacado en la parte inferior.” (Catálogo virtual de la Biblioteca Nacional de España).

[2] Con el subtítulo de “Periódico monárquico”,  es la más importante cabecera de la prensa absolutista española del siglo XIX, como órgano oficioso del carlismo. Con una larga vida, nace tras ser vencidas las tropas carlistas con el “abrazo” de Vergara, el 10 de octubre de 1844, en pleno proceso de incorporación de amplios sectores ultracatólicos a la legalidad isabelina emanada de la Constitución de 1845, al ejército, a la administración y al propio Partido Moderado, en ese momento en el poder, pero sin renunciar a sus principios ideológicos como combatiente del régimen liberal y parlamentario (Catálogo virtual de la Biblioteca Nacional de España).

[3] Sobre el tema, Roque Barcia Martín (1821-1885), filósofo y político republicano perteneciente al Partido Liberal, publica en su serie “Historias: “Contra los neos, oligarcas teocráticos”, “Contra los neos, acaparadores de la salvación”, “La Libertad controversia con los neos, “Los neos católicos son ateos”, etc. La Democracia, Madrid, 1865.

[4] Por ejemplo, en 1559 como consecuencia de la independencia de Pegalajar. Ver LÓPEZ CORDERO, Juan Antonio. La venta de lugares del término municipal de Jaén: el caso de Pegalajar. UNED-Centro Asociado de Jaén, 1997.

[5] Archivo Municipal de Pegalajar. Libro de actas, 21-julio-1854.

[6] El Clamor Público, periódico del partido Liberal. Madrid, 22-mayo-1863.

[7] José Calatayud San Martín fue hijo póstumo de de Diego Calatayud y María Jesús San Martín, fue bautizado en la iglesia de la Santa Cruz de Pegalajar, el día 31 de agosto de 1827 con el nombre de “José Diego Ramón”, su difunto padre era natural de Pegalajar y su madre de Jaén. Sus abuelos paternos pegalajeños fueron José Calatayud y María Teresa Calderón (Archivo Parroquial de Pegalajar. Libro de bautismos, 31-agosto-1827).

[8] Cobo de Guzmán Lechuga, Jesús. El cantón federal de Jaén en la I República y su repercusión en la ciudad de Andújar en 1873;  ver también Contreras Becerra, Javier. "Ciudadanos, correligionarios y propagandistas: aproximación al republicanismo federal en el Jaén del Sexenio Democrático" (1868-1874)". Comunicaciones al I Encuentro de Jóvenes Investigadores en Historia Contemporánea de la AHC. Mesa: Historia Política de España Contemporánea. IFC. Zaragoza, 2008.

[9] Fernando Álvarez, ex-diputado a Cortes, fue nombrado por Cánovas del Castillo Gobernador Civil en enero de 1884 en sustitución de Pedro Hagar (Boletín Oficial de la Provincia de Jaén, 26-enero-1884).

 

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