PATRIMONIO HISTÓRICO-CULTURAL DE ARBUNIEL

Juan Antonio López Cordero

Manuel Cabrera Espinosa

 

(Publicado en Sumuntán: Revista de Estudios sobre Sierra Mágina, núm. 20. Carchelejo, 2004, p. 185-218)

 

 

1. Introducción histórica.

Los primeros datos de la existencia de Arbuniel aparecen en el periodo eneolítico (III-II milenio a.n.e). Cerca del Nacimiento del río Arbuniel, en La Vega, se han hallado hachas de piedra pulimentadas, cuchillos de sílex y puntas de flecha de bronce. El lugar debió ser habitado en el tiempo, y en el período romano alcanzó su mayor apogeo. En Arbuniel es donde, según los estudios hechos por Juan Montijano Chica, arcipreste de la Catedral de Jaén, y publicados en la revista "Alto Guadalquivir", de 1983, estuvo la famosa ciudad de Vergilia, con sede episcopal, que ocupo San Tesifón, uno de los Siete Varones Apostólicos que vinieron a evangelizar a Andalucía. De acuerdo con la misma fuente el dicho Varón Apostólico fue centurión del Ejercito Romano que asistió a la muerte de Cristo y que, convertido después a la fe cristiana, llego a la santidad. Sin embargo, como obispo de Vergi, otros sitúan a San Tesifón con sede en Baeza, Baza, o Berja, por lo que esta discusión entra en el resbaladizo terreno de la toponimia.

Si de la existencia de sede episcopal en lo que hoy es Arbuniel existen ciertas dudas, sí que se han hallado pruebas evidentes que demuestran que el origen de Arbuniel fue la ciudad romana de Vergilia, como lápidas y muchas sepulturas e indicios evidentes de una populosa ciudad encontrados en la vieja fábrica de luz en 1914, todo ello recogido, en Don Lope de Sosa, Boletín de la Real Academia de Historia y posteriormente por Mª C. Díaz en Sumuntán nº 8.

Por otra parte también existen estudios que sitúan la estación romana de Viniolis, que sigue a la de Acatucci en el itinerario de la vía romana Acci-Cástulo por Mentesa, en Arbuniel, entre los investigadores que así lo creen tenemos a M. De Góngora, R. Thouvenot y J.M. Roldán. Autores como A. Tovar no descartan que Viniolis estuviera situada junto a Vergilia y por tanto las dos ciudades las tendríamos ubicadas en Arbuniel.

No es de extrañar la importancia del lugar por su abundante agua, imprescindible para los asentamientos, y por estar situado en un importante paso de comunicaciones entre Granada y Jaén. Con la decadencia del imperio romano y las oleadas de invasiones germánicas, en el período visigodo existe un espacio de tiempo de pocas fuentes bibliográficas, a la vez que la inseguridad pudo hacer retraer o estancar la población.

Fue con la invasión o colonización árabe cuando Arbuniel consiguió de nuevo una época de esplendor, se convertiría en Al-Buniyul, que sería uno de los 33 aqalim en que estaban divididas las tierras de Granada, siendo ésta la iqlim Barayilat Al-Buniyul, donde se encuentra adscrito el castillo de Montejícar y Huelma. Pare que el nombre no es una derivación directa de Vergilia o Viniolis sino que para varios autores como R. Menéndez Pidal, M. Jiménez y T. Quesada vendría de la derivación del latín “balnellu” haciendo referencia a las propiedades curativas y termales de las aguas del río Arbuniel.

Existen referencias a enfrentamientos que se desarrollaron en Arbuniel en la época islámica y que recogen las crónicas árabes y cristianas. Pero una vez que se estabiliza la frontera, se produce un vacío demográfico y la escasa población se concentra en las fortalezas de más fácil defensa, como las cercanas de Cambil y Alhabar.

Las tierras de Arbuniel quedan unidas a Cambil y a la ciudad de Jaén cuando Cambil y Alhabar son conquistados por los Reyes Católicos, y a partir de 1558 adscritas a Cambil tras la independencia jurídica de esta última respecto a Jaén. En Arbuniel fracasaron los planes de repoblamiento de 1494 iniciados por los Reyes Católicos y sólo pudo subsistir como una cortijada adyacente a Cambil. El siglo XVII está lleno de plagas, enfermedades, sequías y de retraimiento demográfico, por lo que Arbuniel no pudo crecer en su población hasta bien entrado el siglo XVIII. En el censo del Marqués de la Ensenada de 1752, los datos que tenemos de la Villa de Cambil y Alhabar nos dicen que la villa era realenga y contaba de 450 vecinos, de los cuales 28 residían en su aldea de Arbuniel, todos ellos habitantes en 310 casas, en cuyo número se incluían sus dos castillos arruinados Cambil y Alhabar. Era libre de alcabalas y del pago del servicio ordinario y extraordinario (por la gracia y concesión que le hicieron los Católicos Reyes don Fernando y doña Isabel por el servicio que esta villa hizo a su real Corona en la conquista del reino de Granada) Esta merced le fue confirmada a la villa por el rey don Felipe II.

El catastro también recoge la existencia en la villa de siete molinos harineros con un total de 12 piedras y 5 molinos de aceite, de ellos en Arbuniel –o Albuniel como viene recogido en el mismo- existe un molino harinero propiedad de Pedro del Río y que tiene en arrendamiento Sebastiana Sánchez, viuda de Francisco Moreno, por el que pagaba 20 fanegas de trigo al año. Contaba con 2 piedras y también se recoge la existencia de un molino de papel de estraza[1].

Dos décadas después, en 1787, publica Bernardo Espinalt el Atlante Español, una descripción geográfica del reino en el que dice:

 

“Nacen en su término [Cambil] los dos mencionados ríos, juntamente con otro que llaman Albuniel, sobre el qual hay cinco Molinos, uno de ellos de papel de estraza,... hay también en este término, en el sitio que llaman Arbuniel, veinte Cortijos donde habitan sus moradores de continuo, y todos los días de fiesta va un Capellán de estas Villas á decir Misa en una Ermita que tiene con título de Nuestra Señora de Albuniel... Según varios sepulcros, y cimientos que se han hallado y se hallan en el sitio de Albuniel, denota que fueron estas dos villas [Cambil y Alhabar] en lo antiguo, Pueblos de grande extensión; pero no consta su antigüedad y sólo se sabe que en la entrada de los Moros fueron destruidas, y luego reedificadas, pobladas y cercadas por ellos mismos”.[2]

 

            También por esta época, Tomás López publica en su diccionario el siguiente texto:

 

"Ya en la parte de mediodía, tiene esta villa de Cambil otro término que llaman Albuniel, distante de esta villa poco más de media legua, en el que tiene más de 30 cortijos con sus vecinos, y una ermita en la que se les va a decir misa todos los días festivos. Y de esta, mi parroquial, se les administran los Santos Sacramentos. Y en dicho término de Albuniel, nace otro río llamado por su término, río de Albuniel, muy abundante. Y aún hay tradición hubo en lo antiguo en dicho término de Albuniel, una población grande o ciudad, pues he visto en él distintas lápidas con tres inscripciones que no he podido entender, y muchos sepulcros de piedra muy bien labrados".[3]

 

Arbuniel se mantiene con un poblamiento semejante hasta bien entrado el siglo XIX. Debieron afectarle las crisis de las primeras décadas del siglo XIX, pues según el Diccionario de la Sociedad de Literatos, a principios de la década de 1830 el número de cortijos había disminuido a veinte.[4]

Es a mediados del siglo XIX cuando aparecen referencias a Arbuniel y más precisas. Así, el diccionario de Madoz dice de Arbuniel:

 

“Albuniel: arroyo que nace al pie N. Del cerro llamado Torre Gallarín, en la prov. de Jaén, pat. jud. de Huelma, térm. jurisd. de la v. de Cambil; entra a dis. de unas 1500 varas en el barranco de los Batanes, y tomando la dirección de E a O, corre el espacio de una leg. Hasta reunirse con el r. procedente de Cambil (V). Da impulso por distintas acequias, sin necesidad de presas á cinco molinos harineros que reúnen 14 piedras, y otros 5 de aceite; y riega un pago de olivar de 9500 pies, donde también hay algunas viñas, otros pedazos de tierra sin plantío de 440 fan. Y varias huertas. El agua es de muy mala calidad, algo templada, en términos que no pueden usarla para beber los hab. De las muchas casas de campo que se encuentran en aquel corto recinto, y al pasar por las acequias y por la superficie de las tierras, deja en ellas una clase de estuco que parece piedra, en tal abundancia, que en la limpia de cauces que se hace anualmente en los primeros días de septiembre, es preciso picarlo en algunos puntos, para evitar que se obstruyan los acueductos: sin embargo, es tal la claridad del agua, que en ella nada se nota.”[5]

 

Por estos años, Arbuniel sigue con veinte casas de campo “con sus tierras y olivas, casi todas las cuales toman el nombre de sus dueños; más de otras 20 de vecinos pobres, que han fabricado sus miserables casillas”. En estos años Arbuniel está creciendo en población, en parte debido a las tierras del Frontil, parcelas de monte repartidas entre los vecinos de Cambil en 1845.[6]

En 1893 se inicia la nueva demarcación de su parroquia y se crea por los vecinos el nuevo cementerio, y en 1895 el cura Don Manuel Izquierdo bendice la nueva iglesia. En esta segunda mitad del siglo XIX alcanzan cierta fama las cualidades medicinales de las aguas de Arbuniel, como así lo recoge Riera y Sans en su Diccionario: "Varias fuentes surten el vecindario [de Cambil] de abundantes aguas. Aunque no constan en la Guía oficial balnearia, hay en el tér. de esta v. unos baños ferruginosos que en la temporada de verano atraen concurrencia, y gozan de estimación entre los naturales, por más que no se les conceda importancia fuera del territorio, sin duda por carecer de la sanción legal”[7]

Hasta mediados de siglo XX existe un crecimiento importante de la población, las cifras de población que tenemos para el municipio de Cambil-Arbuniel son las siguientes:[8]

           

1900

1910

1920

1930

1940

1950

1960

1970

1981

1991

 4.454

5.065

5.584

6.340

6.749

7.634

5.455

4.995

3.899

3.214

 

 

 

A mediados del siglo XX podemos decir que Arbuniel encuentra su máximo desarrollo de la época contemporánea, aunque alejado de su esplendor pasado, de todas formas cuenta con una importante dotación de molinos aprovechando las aguas de su manantial y con una estructura de regadío que abarca una proporción muy importante de su territorio, así nos describen la existencia en el municipio de 5 molinos harineros que reúnen 14 piedras, y otros 5 de aceite; y una zona de riego de olivar de 9500 pies, donde también hay algunas viñas, otros pedazos de tierra sin plantío de 440 fanegas y varias huertas.

 

Es a partir de 1950 cuando, coincidiendo desarrollo industrial en otras partes de España y el extranjero, se produce una masiva emigración de la población rural con todas las consecuencias que esta situación provoca como la separación de las familias y su desestructuración, emigración de los más jóvenes, por lo que las zonas rurales la población envejece. Hoy día la población se mantiene a duras penas, pero con un índice alto de envejecimiento y bajas tasas de natalidad.

 

 

 

2. Yacimiento prehistórico de La Vega del Álamo.

 

Está situado próximo al nacimiento, junto a la vía pecuaria que desde Santa Lucía lleva a Arbuniel. En él se han encontrado numeroso material lítico (hachas pulimentadas, cuchillos de silex, raederas,...) y de bronce (puntas de flecha); lo que induce a pensar en un asentamiento permanente en la primera edad de los metales, entre el segundo y el tercer milenio antes de nuestra era.

Arbuniel se sitúa ya en la Prehistoria en un lugar estratégico entre las comunicaciones del Surco Intrabético y el Alto Valle del Guadalquivir. La proximidad al Nacimiento de agua fue fundamental para el establecimiento de esta población, que debió ser estable en el tiempo y tener una base económica mixta agrícola-ganadera, además de ejercer el control del incipiente comercio que cruzaba la zona. Esta población debió estar relacionada con aquellas poblaciones de pastores que se extienden por las sierras subbéticas caracterizadas por sus enterramientos en cueva.

 

 

 

 

Útiles de piedra encontrados en el yacimiento de la Vega

 

 

 

3. Yacimiento romano de Vergilia.

 

En Arbuniel desde tiempo antiguo se vienen localizando restos romanos, según las fuentes de trasmisión oral nos hablan de descubrimientos importantes desde tiempo inmemorial aunque no pueden determinar las características de los mismos, sí la localización que todos sitúan alrededor del Sacro Monte y del Nacimiento. Las primeras fuentes escritas que recogen la aparición de restos arqueológicos en el municipio de Arbuniel las encontramos en el año 1789, en el Atlante Español Bernardo de Espinalt nos comenta la aparición de varios cimientos y sepulcros que probaban la existencia de dos poblaciones importantes. En 1980 Francisco Olivares Barragán[9] verifica el contenido de las afirmaciones al transcribir y comentar el Atlante Español.

El siguiente hallazgo importante que tenemos recogido, lo situamos en 1912 donde se hallan restos de columnas, algunas de las cuales fueron reutilizadas en la construcción de la fábrica de electricidad, y dos sarcófagos, uno desaparecido y el otro se encuentra en el Museo Arqueológico Provincial de Jaén; y en 1914 aparece recogido otro importante hallazgo que se vuelve a situar en los alrededores del nacimiento del río Arbuniel y aparece en el momento en que se comienza a construir una acequia para aprovechamiento hidroeléctrico del agua del río mencionado, en esta ocasión de nuevo tenemos testimonio de lo encontrado a través de Don Lope de Sosa y por los artículos aparecidos en el BRAH LXV de 1914 a través de los artículos de E. Romero de Torres[10] “inscripciones y ruinas romanas en Albuniel” y del entonces director de la Real Academia de Historia F. Fita[11] “Vergilia, ciudad bastetana en Albuniel de Cambil”. Las lápidas son encontradas el 15 de mayo del 1914 y el párroco de la localidad Manuel Izquierdo y Francisco Pui lo comunican a Alfredo Cazabán director de la revista Don Lope de Sosa el cual traslada el hecho a la Real Academia de Historia. Hasta Arbuniel viaja Romero de Torres para estudiar in situ el hallazgo que es catalogado como una “rica cantera sin explotar de antigüedades romanas” y nos habla de la existencia de una populosa ciudad. Las lápidas se encuentran desaparecidas aunque alguna fue fotografiada por Romero de Torres en su visita y de otras recibió descripción a través, fundamentalmente, del párroco de la localidad, la descripción y traducción la podemos encontrar en CILAJA[12] donde se encuentran catalogadas con el nº 581, 582, 583, 584.

 

El texto de las lápidas era:

 

581: se encuentra desaparecida, pero conocemos su texto:

 

P(vblio).CLODIO

P(vblii).F(ilio).SECVNDO

IIVIR(o).D(ecreto).D(ecvrionvm)

MVNICIPI

VERGILIENSIS

HONORE ACCEPTO

IMPENSAM REMISIT

 

Cuya traducción sería: A Publio Clodio Secundo, hijo de Publio, duoviro, por decreto de los decuriones del Municipio Vergiliense; habiendo aceptado el honor, asumió los gastos.

 

582: también desaparecida al ser reutilizada en la construcción de la central de electricidad, el texto que contenía sería:

 

P(vblio). CLODIO [.P(vblii) F(ilio)]

SECVNDINO

D(ecreto). D(ecvrionvm)

[MUNICIPI]

VERGILIENSIS

[H]ONORE.VSUS

[IMPENSAM.REMISIT]

 

Su traducción sería: A Publio Clodio Secundino, hijo de Publio, por decreto de los decuriones del Municipio Vergiliense; una vez terminada la magistratura, devolvió los gastos.

 

Inscripción 583:También desaparecida, según Romero de Torres apareció en la finca del “Santo Sepulcro”, parece que hay un error y realmente apareció en la finca del “Sacro Monte”. El texto que contenía sería:

 

[---]NODI[---]

[---]TMA[---]

[---]MPI[---]

[---]MV[---]

[---]NTO[---]

 

nª584: también destruida aunque el párroco tenía recogido el texto que sería:

 

D.AP.TPP.S.R.D.

 

Para Fita se trata de un ara votiva dedicada a Apolo “como tutelar de la salud producida por un manantial de aguas termales”.

Remarcar que la desaparición de todas ellas da muestra del expolio a que han sido sometidos los restos arqueológicos en Arbuniel, denunciado por el mismo E. Romero de Torres. Los restos desaparecen o son rotos o se vuelven a reutilizar en las obras de alrededor. Hemos de decir que a lo largo de los años continúa el afloro de restos cada vez que se realiza una excavación en la zona del nacimiento del río, de hecho a finales de septiembre de 2003 fuimos testigos del hallazgo de nuevas tumbas en la zona, por tanto parece demostrado por la abundancia de restos la existencia de una importante necrópolis romana en los alrededores del nacimiento del río Arbuniel y continuamos pensando que sigue siendo un rico yacimiento sin explotar.

Por otra parte hemos de remarcar la existencia de multitud de restos que se encuentran en posesión de particulares ya que su aparición no ha sido divulgada por tanto no ha podido ser estudiada y catalogada, hoy podemos hablar de la existencia de otra importante zona en la que aparecen cada vez que se interviene en ella numerosos restos.

Al igual que los restos arqueológicos también tenemos constatada la aparición de multitud de monedas que se encuentran en colecciones privadas la mayoría de ellas sin catalogar, como botón de muestra exponemos algunas de ellas entre las que se encuentra un denario de plata de la época de la República.

 

 

 

Monedas halladas en Arbuniel

 

 

4. La vía romana Acci-Cástulo.

 

La antigua vía romana entre Cástulo y Cartago Nova, en su trayecto Mentesa (La Guardia) y Acci (Guadix) cita la población de Viniolis. La dificultad que ofrece la toponimia para su localización ha inducido a establecer esta población en diferentes lugares (Cambil, Huelma,...). Según el itinerario de Antonino, que describe las cuatro grandes vías que salían de Cástulo, establece veinte millas romanas (unos 30 km.)de Mentesa Bastia a Viniolis. De acuerdo con esta distancia y teniendo en cuenta la geografía y el topónimo, E. Saavedra y M. Góngora identifican Viniolis con Arbuniel, núcleo poblacional del que dice M. Góngora en 1860: “es un paraje como con una docena de cortijos, abundante en aguas y en visibles rastros de población romana descubiertos al plantar los hermosos olivares que entapizan los pintorescos alrededores”.[13] En 1912, aparecieron las lápidas con inscripciones latinas más arriba mencionadas. Estas inscripciones fijan en Arbuniel la ubicación de la ciudad bastetana que Tolomeo llama Vergilia y Plinio adscribe al convento jurídico de Cartago Nova. Este lugar estuvo afiliado, según otra inscripción que se conserva en el museo de Tarragona[14], a la tribu Quirina, como también Aurgi (Jaén), Tucci (Martos) y tal vez Agatucci (Iznalloz). La estación de Viniolis pudo estar asentada en este mismo lugar.

El trayecto de la antigua vía romana ha sido estudiado por Martín Jiménez Cobo. De él nos dice:

 

“Desde Arbuniel, y precisamente desde el Nacimiento, sale una carretera en dirección a Huelma y Montejícar... Anteriormente existía un camino viejo de Arbuniel a Montejícar, por donde se dirigían los que tenían que viajar a Granada... A la altura del Arroyo del Muerto sale a la derecha el camino antiguo, en el que aún se conserva un viejo puente...”[15]

 

Este puente es amplio, de anchura suficiente para que pasen los carros, lo que contrasta con la estrechez del sendero. Posiblemente en su antigua fábrica tenga un origen romano. Por este lugar pasa el cordel del Salado, una antigua vía pecuaria. Este tipo de vías con frecuencia siguen antiguos caminos prehistóricos. El puente, aunque cercano a Arbuniel, está situado en el término municipal de Montejícar, presenta un solo ojo con arco de medio punto y está construido en mampostería con mortero.

 

 

Puente sobre la vía romana Acci-Cástulo

 

 

5. Arbuniel medieval.

 

5.1. Necrópolis altomedieval del Banco.

 

            En el paraje del cortijo del Banco existe una necrópolis con varias tumbas excavadas en la roca, de marcado carácter altomedieval por su forma rectangular. Al menos se pueden distinguir tres de ellas, ya bastante deterioradas. El lugar está próximo al camino de Montejícar, en un tramo por el que es muy probable coincidiese con la antigua vía romana.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

5.2. Las fortalezas medievales.

 

Pese a la inseguridad que se produce en la Edad Media y que lleva a la desaparición de muchos núcleos de población, como el de Viniolis oVergilia, y el refugio en zonas más seguras y fortificadas, la zona de Arbuniel continuó ejerciendo en época medieval una importante función como antigua vía de comunicación y por la ubicación de las fortalezas del Cerro Castellón y Torre de la Atalaya en las proximidades de esta vía.

 

5.2.1. Castillo de Cerro Castellón.

 

Los restos de este castillo están situados en el cerro Castellón, próximo al núcleo urbano de Arbuniel. Es una fortaleza medieval de regulares dimensiones, hoy día destruida, pero donde se pueden apreciar los restos de la línea de muralla, torres derruidas y el aljibe. Tenía un emplazamiento estratégico, cercano al Nacimiento y en la cumbre de un cerro que dominaba la vega de cultivo, próximo también al camino que llevaba a Granada.

Esta fortaleza aparece citada en las crónicas medievales. Es el lugar conocido como Al-Buniyul, donde descansó el ejército del emir de Córdoba en el año 896, durante la aceifa que realizó contra los rebeldes de la cora de Tudmir, que recorrió parte del territorio giennense[16]. A sus pies se ha encontrado recientemente una necrópolis árabe. Las fuentes cristianas también hacen referencia al castillo de Arbuniel. Así, Fernando III saqueó esta fortaleza, Boniel, en su regreso de la incursión que hizo a tierras del reino de Granada en 1225[17]. A partir de entonces esta fortaleza debió abandonarse, como ocurrió también con las de Cazalla y Cárchel, por el vacío demográfico que se produjo en la zona al convertirse en tierra de frontera y al concentrarse la escasa población junto a los castillos mejor fortificados de Cambil y Alhabar. Esta situación de frontera se traduce en periódicos enfrentamientos armados, tal fue la batalla del Bunel (Arbuniel), en 1428, donde mataron al comendador mayor de Calatrava don Lope Carrillo, y el obispo don Gonzalo tuvo que esconderse durante dos días y dos noches en el río para no ser apresado[18].

En la época de frontera también hubo períodos de paz en los que las tierras de Arbuniel eran utilizadas con fines de ocio y recreo, como la caza. El Libro de la Montería de Alfonso XI describe diferentes cazaderos de osos y jabalís e incluye los situados en la zona de frontera, donde aparecen parajes cercanos a Arbuniel como la sierra y barrancos del Frontín (Frontil)[19].

 

Torre del Cerro Castellón

 

Aljibe del Cerro Castellón

 

 

 

5.2.2. Torre de la Atalaya.

 

Esta torre está situada en el cerro de su nombre, entre los límites de Noalejo (Jaén) y Montejícar (Granada), a 1334 metros de altitud (37º36’38’’ lat. N.-2º31’01’’ long. W), geográficamente vinculada a Arbuniel por proximidad y comunicación. La torre fue de planta circular, de unos nueve metros de diámetro. En la actualidad está derruida, pero aún puede observarse la base de la misma. Está emplazada en un lugar estratégico desde el que se divisa amplia panorámica y equidistante de los castillos de Huelma y Montejícar, por lo que evidentemente fue un lugar de comunicación óptica entre ambos.

La proximidad de la torre al antiguo camino que del Alto Guadalquivir entraba en Granada (posiblemente la vía romana Acci-Cástulo), hoy vía pecuaria conocida por el cordel del Salado, le daría también la función de torre de vigilancia o control de esta vía de comunicación. Esta torre, herencia de un pasado medieval de inseguridad y de frontera, perdió su función a finales del siglo XV a raíz de la conquista del reino de Granada. Sin duda, es la antigua Torre Gallarín, que da nombre a esta zona de la Sierra de Alta Coloma, relacionada con la leyenda de un tesoro muy extendida en estos lugares, recogida y publicada por Manuel Amezcua Martínez[20].

 

Torre de la Atalaya

 

 

6. La Cultura del Agua en Arbuniel.

 

Sin duda, el caudaloso nacimiento de agua de Arbuniel ha sido el origen de la población tanto en el pasado como en el presente. A la fertilidad de las tierras de regadío, que comprenden una amplia vega que utiliza los bancales para estos usos desde la antigüedad, se le unía la fuerza hidráulica que esta agua proporcionaba en su descenso. Es el caso de los molinos harineros de rodezno, pequeñas centrales hidroeléctricas, y molino de papel. También la ubicación del núcleo urbano junto al Nacimiento, los lavaderos públicos (cuatro existen en el pueblo y se siguen utilizando regularmente) y otros elementos del entorno constituyen un conjunto de alto valor etnológico que aún pervive en gran parte pese a los avatares de la contemporaneidad y forma parte ineludible del patrimonio cultural de Arbuniel y su seña de identidad.

 

6.1. La Huerta de Arbuniel.

 

Tradicionalmente la agricultura ha sido la principal fuente de riqueza de Arbuniel. Las condiciones geográficas han determinado el desarrollo agrícola y le han dado un rasgo peculiar, así como un modo de vida propio en la población. La huerta de Arbuniel nace en el mismo Nacimiento, que riega la vega que se extiende a sus pies. La Nacimiento también es el origen del núcleo urbano, desde la Vergilia o Viniolis romanas al actual Arbuniel.

Su castillo, situado en el cerro Castellón, que vigila la vega regada por el Nacimiento, sirvió de refugio y defensa a la población medieval que ya cultivaba las tierras y bancales de huerta fertilizados por sus aguas. Para la construcción de los bancales se utilizó piedra en seco, sin argamasa, del entorno. Por ello, parece evidente la utilización romana y árabe del Nacimiento, con el consiguiente uso de una extensa red de caces, acequias e hijuelas, que inteligentemente riegan las numerosas parcelas. Ello supuso una gran obra de ingeniería.

El fin de los bancales era allanar el terreno para evitar la erosión y permitir el riego a manta que proporcionaban estas aguas. Algunos de éstos cortados en la roca, presentan cuevas excavadas por el hombre para su refugio, como la de la Zorra. Las frecuentes labores, en las que influía la proximidad al núcleo urbano, el agua y el abundante abono animal que recibía, le daban a la huerta gran fertilidad.

 

Cueva de la Zorra

 

 

 

6.2. Los reglamentos de riego.

 

Arbuniel posee reglamentos de riego orales de tiempo inmemorial, que regulaban el regadío del canal del río Arbuniel entre las distintas parcelas y los molinos. Así, en determinadas épocas del año, cuando funcionaban los molinos, estaba prohibido regar de noche, puesto que el agua se utilizaba para aprovechamiento de éstos. Si observamos el recorrido de los molinos todos se nutren con el mismo canal del río (excepto el de las Casillas). Había un encargado de dirigir el agua por el río que llevaba a los molinos y fábricas de electricidad desde el anochecer al amanecer.

 

 

 

En la actualidad existe un reglamento escrito de la comunidad de regantes “Nacimiento de Arbuniel” de 1991, que sustituyó a otro anterior, que recoge las normativas tradicionales de riego, excepto para una canalización que se hizo a mediados del siglo XX para llevar el agua al Frontil, que tiene un turno establecido de riego dependiendo de la cantidad de tierra y rota semanalmente entre mañana, tarde y noche con un vigilante contratado para hacer cumplir el horario. En el resto de los cauces no existen turnos establecidos, quizás porque por la abundancia de agua no han existido grandes problemas para regar. Si surgieran problemas, el reglamento establece que se hará el reparto según la cantidad de tierra de posesión, como recoge el reglamento de dominio público, y no se podrá pedir más agua por el tipo de cultivo. Todos estos datos se refieren al agua que riega por caída libre y que tiene un aprovechamiento ancestral.

Entre las obligaciones de la comunidad de regantes están las dos limpias obligatorias de los ríos. En lo referente a las canalizaciones para el aprovechamiento del agua se resalta las diez presas con sus acequias principales, que ocupan varios kilómetros de longitud y que son propiedad de la comunidad de regantes. A partir de ellas salen la multitud de ramales que llegan a las propiedades privadas. Estas presas son las siguientes:

 

1.- Presa del Banquillejo, ubicada frente al propio Nacimiento de donde sale una acequia que recorre unos 3000 metros atendiendo a 26 tomas.

2.- Presa del Álamo, con un trayecto de 800 metros y que con varias acequias secundarias atiende a 11 tomas.

3.- Presa de las Fuentezuelas, de donde parte la acequia de las Fuentezuelas con un recorrido de 2100 metros y 24 tomas.

4.- Presa de la Capilla, de donde parte un canal de 4500 metros que con varios ramales secundarios atiende a 26 tomas.

5.- Presa de la Novia, ubicada en el Castellón, de donde parte una acequia de 5400 metros y 13 tomas.

6.- Presa del Puente del Vado, de allí parte una acequia de 500 metros con 12 tomas.

7.- Presa de los Corrales, recorre 800 metros y tiene 5 tomas.

8.- Presa del Chalet, con 500 metros y 3 tomas.

9.- Presa de los Castaños, de ella parte una acequia de 2000 metros y mediante acequias secundarias atiende a 28 tomas.

10.- Presa del Molino de Papel, con acequia de 188 metros y 15 tomas.

En total se atiende al riego de 409 hectáreas, 57 áreas y 76 centiáreas. De esta cantidad 61,4366 hectáreas de olivar, 69,6282 hectáreas de hortalizas y 278,5128 hectáreas de tierra calma (estos datos están referidos a 1991).

 

Actualmente gran parte de la tierra calma ha sido plantada de olivos y han surgido nuevos riegos distintos a este anterior tradicional. Desde hace unos 10 años se han realizado canalizaciones del agua a través de la construcción de balsas, bombeo de agua por motores y riego por goteo que han llevado el agua casi al 100% del territorio de la población. Este nuevo riego sí tiene un reglamento nuevo y más estricto, a la vez que es controlado por la cuenca hidrográfica, no dejando utilizar el agua en época de sequía.

 

6.3. Los molinos de rodezno.

 

Estos molinos tienen un antiguo uso en Arbuniel, pero hasta la modernidad carecemos de fuentes escritas sobre ellos. Aprovechaban el desnivel existente a través de los caces que en algunos lugares distribuían el agua por cárcavas abiertas por el hombre en la misma roca, con lo que conseguía la suficiente presión para mover los molinos.

 El origen de la técnica de molienda usada en éstos, consistente en el empleo de dos piedras de forma circular y planas, la primera inferior fija y la superior giratoria, es muy antiguo, debió surgir en el II milenio dentro de las grandes civilizaciones del Mediterráneo Oriental, y permanecerá idéntico hasta la aparición de los rodillos cilindros, a mediados del siglo XIX ‑en Arbuniel aun se conservan algunos en buen estado.

 En este tipo de molino, la piedra superior posee un orificio central por el que se vierte el grano, que es molido entre las dos piedras al girar la piedra superior sobre la inferior, saliendo el grano por los bordes de la piedra convertido en harina. La energía hidráulica movía el rodezno, o rueda horizontal con un eje vertical, en cuya parte inferior se colocaban varias paletas. La rueda se introducía en la corriente y por su eje se unía a la piedra superior móvil.

 A partir del siglo XIX, la fabricación de harina se convertió en una gran industria que eliminó rápidamente la existencia de los métodos tradicionales de molienda, salvo en zonas marginadas y muy concretas, como Arbuniel. A su pervivencia contribuyó la introducción de nuevas técnicas, que suavizaron el trabajo del molinero, como la utilización de piedras francesas, las cabrias para su desmonte, y las máquinas limpiadoras y cernidoras.

 Tras la Guerra Civil, los molinos que carecían de licencia fueron cerrados y precintados oficialmente por decreto de 30‑junio‑1941, debido a la política de racionamiento y control a través de la Fiscalía de Tasas y del Servicio Nacional del Trigo. Por el decreto de 14‑junio‑ 1952, se levantó la clausura, aunque continuaron en vigor otras normas que impedían la realización libre de la molienda. Los molinos de rodezno, que quedaban en algunas zonas aisladas, asociados a pequeños cursos de agua, cada vez han ido viniendo a menos, muchos han desaparecido, otros están en estado de ruina.

 

6.3.1. Descripción del mecanismo del molino de rodezno.

 

Los molinos de rodezno suelen ubicarse en lugares relativamente próximos a núcleos de población, donde puedan utilizar alguna corriente de agua de reducido caudal pero de gran rapidez, por lo que se hace necesario disponer de una caída de agua importante, lo que se consigue con el pozo o cubo, o bien con un acequia de fuerte desnivel para conseguir la presión, como es el caso del molino de los Batanes, en cuyos alrededores hay restos de una cantera de piedra de molino.

Los edificios donde se ubican son bastante antiguos en sus estructuras originales, normalmente cuentan con una planta. Las dependencias fundamentales del molino son: la sala del molino o molino, dependencia central donde se encuentran las piedras y las máquinas para la limpieza del trigo y cernido de harina; la sala de limpieza, que no suele presentar una separación clara con respecto a la anterior. También puede contar con dependencias anejas con el fin de guardar el grano, los instrumentos de labranza, la leña, los animales,... Son edificios que requieren un continuo trabajo de reparación y mantenimiento, que al ser abandonados adquieren rápidamente un aspecto ruinoso.

El mecanismo tradicional del molino consta de tres partes: acequia o canal, pozo o cubo y bóveda o cárcavo.

El caz, acequia o canal corre sobre un acueducto situado a nivel superior del rodezno, constituido por sillares de piedra labrada cimentados, de diversa anchura y longitud. Su función es tomar el agua del caz. El cubo o pozo, situado al final de la acequia, que tiene una sección circular y caída vertical, constituido por la superposición de varios atanores, anillos tubulares labrados en piedra y de una sola pieza. Su diámetro disminuye de su parte superior a la inferior, con el fin de conseguir un aumento de la presión de agua a medida que va cayendo por el cubo. Su anchura oscila entre los 60 cm. y un metro.

En el fondo del cubo existe un orificio cuadrangular donde conecta el saetillo o saetino, conducto que forma y dirige un potente chorro de agua, el cual hace girar el rodezno. Cada molino suele poseer de uno a tres cubos, siendo lo más normal dos, con una profundidad que oscila entre cuatro o cinco metros a 11 metros, dependiendo de la cantidad de agua y de la fuerza de la corriente.

Cuando el molino está parado, la mayor parte del agua es evacuada a través de una compuerta o aliviadero.

Las bóvedas son las partes del molino donde se sitúa el rodezno, que constituye el mecanismo de impulso, formada por cucharas, cuyo tamaño varía según la piedra que ha de mover y el caudal de agua, oscilando entre 1,50 y 1,80 metros. El número de de rodeznos por molino coincide con el número de cubos.

Del rodezno sale el eje o árbol, que comunica el movimiento del giro del rodezno a la piedra superior móvil, corredera o volandera. El rodezno descansa sobre el puente, viga de madera de dos o tres metros de longitud, que encaja en un hueco rectangular excavado en el suelo de la bóveda; uno de sus extremos está sujeto a unos bornes o bisagras de metal, mientras que el otro está libre, uniéndose a él el extremo inferior de la vara de alivio, con lo que puede hacer subir y bajar todo el mecanismo de impulso o molienda. En su centro presenta un hueco cúbico en el que se encaja el dado, cubo de bronce con una aleación de plata para darle mayor resistencia al desgaste, permitiendo el giro del mismo con el mínimo rozamiento. Sobre el dado se apoya la punta, del mismo material.

El alivio es el dispositivo que permite regular la separación entre las dos piedras de la molienda. Para separar la piedra corredera de la solera o durmiente, operación que se llama aliviar se aplica el tornillo al alivio. La operación contraria se llama asentar.

La llave tiene la misión de regular la apertura de la boca del saetillo. Es manejada desde el salón del molino mediante una vara o eje de hierro, lo mismo que el tornillo del alivio.

La lavija permite la comunicación del giro del rodezno a la piedra superior móvil. Es de hierro, tiene forma casi rectangular, de unos 30 o 35 cm. En el centro posee un agujero de forma rectangular o circular en el cual penetra la cresta o bellota del palahierro. En las piedras francesas la lavija está incorporada de fábrica a la muela.

La velocidad de giro de la corredera o voladera (piedra francesa) es alrededor de 120 revoluciones por minuto. Corredera y solera o durmiente presentan, en la cara inferior la primera, y superior la segunda, unas estrías y surcos que constituyen la picadura; idéntica en las dos, aunque en sentido inverso, con el fin de romper y reducir a polvo el grano. Normalmente todos los molinos suelen ser levógiros.

El nombre de piedras francesas se debe a que el sílex con que estaban hechas las primeras introducidas en la Península procedían de Francia. A diferencia de las blancas, que tenían que picarse diariamente, estas tenían un menor desgaste y se componen de varias piezas o cuartos, siendo unidas con yueso o cemento especial y reforzadas con arcos metálicos. Su peso varia entre 905 kg. de una piedra de un metro de diámetro y los 1.550 de una de 1,50 metros. Antes de picarlas se procedía a entablarlas, es decir, pasarles la regla, listón de madera impregnada en almagre para teñir las zonas más elevadas de sus superficies. Se picaban con un pico de dos puntas planas, el cual se manejaba a pulso. En las francesas se utilizaba para el picado la maceta para las estrías y los picos planos y de punta par el marcado y picado de los rayones. Entre cada picadura, las piedras francesas podían moler 3.000 kg. de grano, mientras que las blancas unos 200 o 300 kg.

Otros elementos eran la paraera, que no existe en todos los molinos. Su función es detener el giro del rodezno sin necesidad de desviar el agua de la acequia. Las cabrias, introducidas a principios de siglo, grúas de un solo brazo, con unos pernos o pivotes que penetran en los agujeros practicados en los flancos de la corredera. El guardapolvo, armazón de forma circular que cubre las piedras y empuja la harina hacia la piquera. La tolva, que contiene el grano que se va a moler y le da salida hacia el ojo de las piedras de modo paulatino y regular[21].

 

 

 

6.3.2. Evolución de los molinos harineros en Arbuniel.

 

Probablemente, la presencia de molinos harineros en Arbuniel tenga un origen árabe. Las primeras referencias escritas sobre éstos son del siglo XVIII. En 1752, el Catastro del Marqués de la Ensenada nos habla de la existencia de siete molinos harineros en el término de Cambil, donde se ubica Arbuniel:

- El de Juan Bartolomé de Vilchez, situado en la calle de San Marcos tenía 2 piedras.

- El del Marqués de Villa Nueva de Duero, lindaba con la carnicería y tenía 2 piedras.

- El de Francisco Nuevo, vecino de Carchelejo, estaba en las mestas y tenía 1 piedra.

- El de los herederos de Gaspar Almazán, lo movía las aguas del río Cazalla y tenía 1 piedra.

- El de Manuel de Medina, vecino de Granada, tenía 2 piedras.

- El de Pedro del Río, era un molino de pan situado en Arbuniel era de dos piedras y lo tenía arrendado Sebastiana Sánchez, viuda de Francisco Moreno, por el pago de 20 fanegas de trigo anuales.

- El de los herederos de Luis Muñoz, vecino de Sevilla, y tenía 2 piedras.[22]

 

Parece ser que en Arbuniel había uno o dos molinos harineros. Este tipo de industria continúa en ascenso a lo largo de los siglos XIX y XX, aumento paralelo al crecimiento de la población y de las tierras de cultivo, hasta que las nuevas técnicas acabaron con el tradicional sistema que durante siglos había utilizado el agua del Nacimiento a través de la red de caces y acequias de riego. El mismo trigo terminó prácticamente por dejar de sembrarse en la localidad, por lo que los molinos de harina dejaron de utilizarse. Poco a poco, muchos de ellos se han degradado. Sin embargo aún se ven alguno en buen estado y otros semiderruidos, conservando muchos de sus utensilios tradicionales, con sus seculares bóvedas de piedra intactas; y secos caces que llevaban el agua hacia las viejas "rodeznas".

En la actualidad aún se pueden localizar nueve molinos harineros en Arbuniel, todos ellos molinos de rodezno:

 

- Molino del Nacimiento: es el que está al lado del nacimiento, en la actualidad está casi totalmente derruido, constaba de dos piedras.

 

 

 

 

- Molino del “Marcao”: recibe el nombre del apodo del dueño, algo común a los molinos harineros. Está bastante derruido, aunque con la maquinaria sin expoliar.

 

 

 

- Molino de la Pepa: Situado cerca del anterior. Éste no está derruido porque los dueños viven en una casa adyacente y utilizan la parte del molino como trastero.

 

 

 

 

- Molino de Pepe: También recibe el nombre del dueño. En un principio fue la fábrica eléctrica de san Cayetano, posteriormente fue trasformado para convertirlo a partir de los años 60 del siglo XX en molino harinero. La conservación es buena, de hecho la parte destinada a la producción de electricidad funciona y también el harinero.

 

 

         

 

 

 

- Molino de Papel: Es un molino harinero ubicado en el lugar donde estuvo una antigua fábrica de papel en el siglo XVIII. El Catastro del Marqués de la Ensenada recoge la existencia en Arbuniel de un molino de papel de estraza, propiedad por mitad de Onofre Puche, vecino de Almería, y José Molina Carrión, vecino de Granada. La descripción del molino de papel que hace este catastro con relación a la recogida de los bienes de José Molina Carrión es la siguiente:

 

“Posee la mitad de un molino de papel destraza en el sitio de Albuniel, que la otra mitad es de D. Onofre Puche, vecino de Almería, tiene su casa cubierta de teja y se compone de un cuerpo de dos caballerizas portal, bodega, una tina donde se lanza el papel, cocina, dos aposentos en bajo, en alto cámara, mirador con otra tinada así mismo donde están los pies y su corral si se alquilara merece ganar cuatro ducados y linda con tierras de dicho D. Onofre. Aparte y por la mitad se le considera de utilidad ziento sesenta y seis rrs. como consta de la declaración general”[23].

 

También figura este molino ubicado en el mapa de la provincia de Jaén que realizó el geógrafo Tomás López en 1787. Más adelante, debió convertirse en molino harinero, con tres piedras. En el artículo sobre Cambil del Diccionario de Pascual Madoz, escrito sobre 1845, se dice que uno de los molinos de Arbuniel está edificado sobre las ruinas de una fábrica de papel de estraza[24]. Y en la actualidad está bastante bien conservado. Pertenece a un futuro complejo turístico, por lo que se pretende su rehabilitación.

 

 

        

 

 

 

- Molino de las Casillas: Actualmente está casi desaparecido, sólo queda la acequia que llevaba allí el agua. Está situado a un km. del núcleo urbano.

 

- Molino de los Castaños: Estaba situado justo al lado del molino de Pepe, en la margen opuesta del río, actualmente es una vieja casa que apenas conserva restos del molino.

 

- Molino de los Batanes: También llamado de los Barrancos. Parece ser de los más antiguos de Arbuniel. Carece de pozo, que es sustituido por dos acequias con fuerte desnivel excavadas en la roca, que movían dos piedras. Junto a él existía una cantera de piedra de molino. En la actualidad quedan pocos restos.

 

 

 

 

 

 

 

 

6.4. Pequeñas centrales hidroeléctricas.

 

El curso de agua de los caces y acequias de Arbuniel permitieron desde comienzos del siglo XX la utilización de la energía hidráulica para la generación de electricidad a través de pequeñas centrales hidroeléctricas, que tuvieron su función en la primera mitad del siglo. En la actualidad, el fomento de las energías renovables y el desarrollo sostenible ofrecen a estas minicentrales un futuro de rentabilidad con la aplicación del nuevo marco regulatorio del mercado de electricidad. A ello hay que unir el alto valor etnológico de los edificios de las mismas que, aunque ruinosos algunos de ellos, son parte de un patrimonio arquitectónico rural que hay que conservar y rehabilitar.

En Arbuniel existían cuatro centrales, del tipo de agua fluyente, tres de ellas aprovechaban el caudal del caz o canal del Nacimiento y lo conducían a la central, que a a través de un salto de agua movía una turbina, cuyo movimiento de rotación era transferido mediante un eje a un generador eléctrico, luego el agua era devuelta al caz. Otra central, más distante, estaba situada en los cruce de los ríos Arbuniel y Cambil. Éstas eran las siguientes:

 

- Central del Nacimiento: En el pasado producía electricidad, pertenecía a la familia Contreras, por lo que la llamaban la fábrica de los Contreras, comenzó a construirse en 1912. Actualmente es utilizada por Endesa como distribuidora de electricidad.

 

 

 

 

 

- Central de los Contreras: edificio semiderruido que fue propiedad de los mismos dueños de la del Nacimiento.

 

 

 

 

 

- Central de San Cayetano: También conocida como molino de Pepe. Se fundó en 1922 y los dueños eran de la familia Galiano de Cambil, donde también tenían otra central .

 

 

 

 

- Central de la Junta de los Ríos: Está muy derruida, situada en el lugar donde se juntan los ríos de Arbuniel y de Cambil. Su existencia fue coetánea a las anteriores, siendo sus dueños los Guzmanes (familia Guzmán, también de Cambil).

 

 

 

7. La vivienda rural.

 

Arbuniel presenta una red urbana producto de diversos factores, marcados por la historia y la geografía. Su origen, como el de muchos otros pueblos está en una importante fuente, la del Nacimiento del río Arbuniel, que ha determinado la ubicación de la población en las cercanías de la misma. Lindando con el núcleo urbano y en la parte baja de éste se ubican las huertas, que aprovechan estas aguas para riego y con frecuencia como fuerza motriz de los molinos de rodezno y centrales hidroeléctricas..

            El actual Arbuniel tiene su origen en el crecimiento poblacional a partir de la Edad Moderna, pues tras el vacío demográfico de la época de frontera durante casi tres siglos (XIII-XV) y tras la desaparición del reino musulmán de Granada, ya en el siglo XVI, surgió una cortijada, ubicada en un terreno poco irregular, dando lugar a una peculiar red urbana en la que los antiguos caminos hacia Cambil y Montejícar han marcado la distribución de las calles.

 

 

 

            Sus edificios han estado relacionados con el actividad agraria y molinera. Todavía se pueden observar algunas construcciones tradicionales, como la casa de tres plantas que ha sido modelo del agricultor de Sierra Mágina. Estas casas solían estar construidas de tapial, con cimientos de piedra, cuyos entresuelos estaban formados por vigas de madera y cañizo, y cubierta de teja árabe.

            En la planta baja se encuentra el portal, la cocina‑salita, el salón, la cuadra y el corral. La segunda planta estaba destinada a los dormitorios, que daban a la calle a través de balcones. Y la cámara, tercera planta con vanos siempre abiertos al exterior, hacía de almacén a la paja, trigo, cebada, maíz, frutos secos y derivados de la matanza del cerdo (chorizos, morcillas, jamones,...). En la cámara también se encontraba la piquera, un amplio conducto que comunicaba verticalmente con la pesebre de la cuadra en la planta baja, por el que se introducía la paja de forma directa; y la lucana o gatera, pequeña abertura para acceder al tejado.

            La casa del jornalero era bien distinta a la del agricultor. Cuando no habitaba en cuevas, su casa era de dimensiones reducidas, de una sola planta o, a lo sumo, dos; la segunda de escasa altura y con una pequeña ventana a la calle. En la planta baja se ubicaba una sala de estar con su chimenea y la cocina, y en la parte alta uno o dos dormitorios donde se apiñaba una crecida prole. A veces, estas casas contaban con un pequeño corral.

            Un ejemplo de casas rurales tradicionales son las del cortijo de la Torre, una cortijada con edificios que aún mantiene la estructura tradicional. Pero, por lo general, gran parte de los cortijos se encuentran en estado de ruina. El cortijo del Banco es uno de ellos. En un tipo de edificio rural aislado con una planta baja que servía de sala de estar, cocina y dormitorio a la vez, y una cuadra separada por un tabique con su entrada por la misma sala; en la parte superior había una cámara baja o buhardilla que solía servir de trastero y también de dormitorio.

 

 

Caracol

 

 

Otro tipo de edificio rural, aunque escaso es el denominado caracol por su figura cilíndrica, relacionado con los chozos de piedra en seco, pero en Arbuniel se denomina así al construido en mampostería, del que se conserva un solo ejemplar.

La arquitectura historicista tiene también en Arbuniel su representación en la antigua ermita, que ya existía a mediados del siglo XIX[25] y probablemente fue remodelada a finales del siglo XIX recogiendo elementos arquitectónicos del pasado, como son las formas mitrales de los arcos de los vanos.

No hay que olvidar tampoco los edificios de los molinos de Arbuniel, de una o más plantas, según fuesen molinos vivienda o no. Todos ellos contaban con las dependencias clásicas descritas más arriba y relacionadas con las actividades del molinero.

 

 

 

Ermita de Arbuniel

 

 

 

 

Molino

 

 

8. La arquitectura de piedra en seco.

 

Distribuidas por las sierras se encuentran en la comarca diversas construcciones en piedra en seco como son chozos, eras, muros de contención, cercas, pozos de nieve,... Son construcciones que forman parte de una cultura tradicional de la población y que en Arbuniel tienen notable presencia.

 

Chozos de piedra: Existen varios ellos. Los más representativos son los dos situados en los parajes de las Cañadillas y las Majadillas. Son construcciones que forman un pequeño habitáculo de falsa bóveda, con muros y cobertura de piedra caliza sin labrar y sin ningún tipo de argamasa. Estos refugios recuerdan un pasado ganadero, aunque más tarde hayan sido utilizados y construidos también por agricultores cuando los cultivos se extendieron por la sierra. Es un tipo de construcción que desde la Prehistoria ha llegado casi a nuestros días y se reparten por toda la cuenca mediterránea. Están plenamente integrados en el paisaje, con textura, color y forma que no desentona en el medio.

 

 

            Eras, muros de contención y cercas: Aunque no se les puede dar un valor propiamente arquitectónico por no tratarse de edificaciones propiamente dichas, es interesante hacer mención a ellos como elementos de construcción que ha formado parte de la cultura tradicional de Arbuniel.

Las eras de trilla son muy abundantes, recuerdo de un pasado de economía principalmente cerealística, son de diferente tamaño y construcción. La solería es de cantos rodados, aproximadamente como el puño, sin argamasa de unión; colocados uno junto a otro eran hincados en el suelo con pisones de madera. Los huecos del empedrado eran rellenados de tierra, alcanzando el suelo una gran fortaleza para poder soportar el paso continuo de las bestias y la trilla. Para el trazado del empedrado de las eras se trazaban unas guías, cuyo nivel servía para empredar el resto de la era. Según la situación de las guías, las eras presentan figuras geométricas diversas que le dan singularidad a cada una de ellas.

Las cercas de piedra que separan los campos de cultivo de los caminos o del monte son también muy abundantes, gran parte de ellas son construcciones de piedra en seco, recogida del entorno, cuyo fin era evitar el paso de ganado a las parcelas agrícolas. Por sus características están plenamente integradas en el paisaje.

            Los muros de contención también presentan una gran diversidad por su forma y tamaño. Su fin es el aterrazamiento del suelo de cultivo, salvando así la dificultad de la orografía del terreno y aprovechar mayor superficie para la agricultura. Son frecuentes tanto en los cultivos de secano como en los de regadío. Pero es especialmente en estos últimos donde alcanza un mayor desarrollo. El paisaje de estas zonas es de singular belleza al alcanzar una perfecta armonía el elemento arquitectónico humano con el natural.

 

Pozo de nieve del cerro de la Atalaya: Las utilidades del frío que producía la nieve creó una cultura específica que es conocida desde la antigüedad. Los pozos de nieve son el resultado del desarrollo de este tipo de cultura, común a una amplia geografía. Su tipología es muy variada, igual que su tamaño. Las elevadas cumbres de las sierras giennenses permitieron el acopio de nieve en pozos, simas y ventisqueros y el comercio de la misma por el Alto Guadalquivir. Estos pozos solían ser circulares, variables en diámetro y fondo, entre los 4 y 17 metros de diámetro y varios metros de profundidad. Los materiales son por lo general de piedra carbonatada, puesto que los pozos se distribuyen por las cordilleras subbéticas, y el tratamiento de la construcción es mampostería, en sus modalidades de piedra en seco y con mortero de cal, de muros gruesos, la gran mayoría de ellos construidos a más de 1.700 metros de altura, lugares en los que también se aprovechaban para el acopio de la nieve dolinas, simas y ventisqueros.

 

Pozo del cerro de la Atalaya

 

En Sierra Mágina, los pozos se ubican en las mayores alturas, distribuidos en dos núcleos principales, uno en torno al pico Almadén y otro al de Mágina, donde se encuentran el mayor número de ellos, junto con la Sima de Mágina (Loma del Ventisquero). Otra zona de numerosos pozos estuvo situada en la Sierra Sur de Jaén, en las cumbres de Ventisqueros y La Pandera.[26] Equidistante de todas estas cumbres está la Sierra de Alta Coloma que, aunque de menor altitud, también debió de disponer de pozos de nieve en el pasado. Uno de ellos es el pozo del cerro de la Atalaya, ubicado a unos 1330 metros de altitud (37º36’37’’ lat. N.-2º31’08’’ long. W), entre el límite de los términos municipales de Noalejo (Jaén) y Montejícar (Granada), pero geográficamente vinculado a Arbuniel por proximidad y comunicación.

El pozo del cerro de La Atalaya tiene un diámetro de unos cuatro metros y una profundidad sin determinar, que debía ser de un metro y medio o dos metros. Su estado de conservación es deficiente por el paso del tiempo que ha derrumbado la mayor parte de la construcción de piedra en seco que delimitaba su perímetro y la densa vegetación de matorral que ha crecido a su alrededor.

Su construcción y uso debió realizarse entre los siglos XVII y XVIII, coincidiendo con el auge del uso de la nieve con fines medicinales y gastronómicos durante el verano y con la climatología de la época, pues el siglo XVII fue un período conocido como “la pequeña edad de hielo” por las bajas temperaturas que favorecieron la frecuencia de las abundantes nevadas a la altitud donde está ubicado[27].

 



[1] Archivo Histórico Provincial de Jaén. Catastro del Marqués de la Ensenada. Cambil.

[2] ESPINALT Y GARCÍA, Bernardo. Atlante español o descripción general de todo el reino de España. Madrid, 1787 (Cambil).

[3] LÓPEZ, Tomás. Diccionario Geográfico de España. Siglo XVIII. Biblioteca Nacional. Ms. 7031. (Cambil)

[4] Diccionario geográfico universal redactado de los más recientes y acreditados diccionarios de Europa... por una Sociedad de Literatos. Barcelona, 1831-1834. (Cambil)

[5] MADOZ, Pascual. Diccionario Geográfico Estadístico Histórico de España y sus posesiones de Ultramar. Madrid, 1845-50 (Arbuniel).

[6] MADOZ, Pascual. Diccionario..., (Cambil).

[7] RIERA Y SANS, Pablo. Diccionario geográfico, estadístico, histórico, biográfico, postal, municipal, militar, marítimo y eclesiástico de España y sus posesiones de ultramar. Barcelona, 1886 (Cambil).

[8] Instituto Nacional de Estadística. Censos de población.

[9] OLIVARES BARRAGÁN, Francisco. Trascripción, comentarios y ampliación del Atlante Español. Instituto de Estudios Giennenses. Jaén. 1980. Págs. 195,194.

Revista Don Lope de Sosa. XVII, 1914. Pág. 148.

[10] ROMERO DE TORRES, E. “Inscripciones y ruinas romanas en Albuniel”. En BRAH, LXV, 1914. Págs. 572-576.

[11] FITA, Fidel. Vergilia, ciudad bastetana en Albuniel de Cambil. En BRAH, LXV, 1914. Págs. 577-581.

[12] GONZÁLEZ ROMÁN, C. y MANGAS MANJARRÉS, J. Hábeas de Inscripciones Romanas de Andalucía. Tomo III: Jaén..

[13] GÓNGORA, M. “Viaje literario”. Don Lope de Sosa, 1915, p. 250.

[14] “Pedestal epigráfico dedicado a M. C. Severo, hijo de Marco, de la tribu Quirina, virgiliense, que en su ciudad natal desempeñó todos los grados de los honores municipales y luego fue flamen del templo tarraconense de Roma y Augusto”. JIMÉNEZ COBO, Martín. “Vías romanas de la provincia de Jaén. Trayecto Mentesa-Viniolis”. II Jornadas de Estudios de Sierra Mágina. Cronistas de Sierra Mágina. Campillo de Arenas, 1984, p. 53-63.

[15] JIMÉNEZ COBO, Martín. Op. Cit.

[16] AGUIRRE SÁDABA, Javier y JIMÉNEZ MATA, María del Carmen. Introducción al Jaén Islámico. Estudio geográfico-histórico. Instituto de Estudios Giennenses. Diputación Provincial. Jaén, 1979, p. 157; y VALLVÉ BERMEJO, J. “La división territorial en la España Musulmana. La cora de Jaén”. En Al-Andalus, 34 (1969), p. 66.

[17] AGUIRRE SÁDABA, Javier y JIMÉNEZ MATA, María del Carmen. Introducción..., p. 232; y BALLESTEROS GAIBROIS, M. “La conquista de Jaén por Fernando III el Santo”. Cuadernos de Historia de España, 20 (1953).

[18]ARQUELLADA, Juan de. Sumario de prohezas y casos de guerra aconteçidos en Iaen y reynos de España, y de Ytalia, y Flandes, y grandeza de ellos desde el año 1353 hasta el año 1590. Estudio y edición de Enrique Toral y Peñaranda. Diputación Provincial. Jaén, 1999p. 145-149.

[19] MONTOYA RAMÍREZ, María Isabel (estudio y edición). Libro de la Montería (Alfonso XI). Universidad de Granada.

[20] AMEZCUA MARTÍNEZ, Manuel. “Leyendas que levantan pasiones: El Tesoro de Gallarín”. El Toro de Caña. Revista de Cultura Tradicional de la Provincia de Jaén, núm. 7. Área de Cultura. Diputación Provincial de Jaén. Jaén, 2001, p. 263-285.

[21] Escalera, Javier y Villegas Antonio. Molinos y panaderías tradicionales. Editora Nacional. Madrid, 1983, pp. 75‑118.

[22] Archivo Histórico Provincial de Jaén. Cambil.

[23] Archivo Histórico Provincial. Catastro del Marqués de la Ensenada. Cambil.

[24] MADOZ, Pascual. Diccionario... (Cambil).

[25] MADOZ, Pascual. Diccionario..., (Cambil)

[26] LÓPEZ CORDERO, Juan Antonio y GONZÁLEZ CANO, Jorge. “La nieve, histórico comercio de Sierra Mágina”. Sumuntán. Revista de Estudios de Sierra Mágina, nº 17. CISMA. Carchelejo, 2002, p. 195-212.

[27] QUERADA, J. Y OBIOL, E. “Glacières et puit à neige dans la règion de Castelló de la Plana: indicateur palèoclimatiques phenologiques”. Revue Gèographiques des Pyrénées et du sud-Quest. T. 61,2, pp. 285-304.