LAS FIESTAS DE LA VIRGEN DE LAS NIEVES DE PEGALAJAR

Juan Antonio López Cordero

 

(En Sumuntán, Revista de Estudios Históricos sobre Sierra Mágina, número 21. Colectivo de Investigación de Sierra Mágina CISMA. Carchelejo, 2004, p. 291-304)

 

RESUMEN

 

Las fiestas de la Virgen de las Nieves en Pegalajar están muy integradas en la población, con las cuales la comunidad se identifica como tal, incluso a veces por encima de los intentos de autoridades civiles y religiosas que en determinados momentos han intentado interferir de alguna u otra forma en esta relación. Estas fiestas tienen su origen en el siglo XVII, período en el que comenzó la advocación y se fundó la primitiva cofradía. Es en el siglo XIX cuando se produce la gran transformación de estas fiestas, convirtiéndose en patronales y con el carácter de feria. Con el crecimiento del casco urbano, la Charca y su entorno ocuparon el espacio festivo y se intentó fomentar el turismo local promocionándolas, cuyo elemento tradicional más característico son las procesiones de la patrona, que congregan en torno a la imagen de la Virgen a casi toda la población. Significativas en las fiestas patronales son también las corridas de toros, como elemento lúdico secular, y el arte flamenco desde la década de los setenta del siglo XX.

 

1. INTRODUCCIÓN

 

La devoción en el cristianismo a la Virgen de las Nieves tiene su origen en la advocación de la basílica Santa María la Mayor de Roma, una de las cuatro Basílicas mayores de la ciudad, junto con la de San Pedro, la de San Pablo y la de San Juan, construida por Sixto III en el año 432. La leyenda cuenta que en Roma había una pareja de esposos que deseaba hacer una obra religiosa, y una noche del 5 de agosto oyeron en sueños una voz que les invitaba a ir al Monte Esquilino y en el sitio donde hubiese nieve edificar un templo a la Virgen. Al día siguiente fueron a ese monte, una de las siete colinas de Roma, y encontraron una faja de terreno cubierta de nieve. Con el apoyo del Papa Liberio, edificaron allí el primer templo dedicado a la Virgen de las Nieves.

Hoy la devoción está muy extendida por todo el mundo. En muchos lugares la Virgen de las Nieves se ha convertido su patrona, y se le dedican fiestas populares, como las siguientes:

 

FIESTAS PATRONALES DE LA VIRGEN DE LAS NIEVES EN ESPAÑA

Agaete (Islas Canarias)

Alaraz (Salamanca)

Almagro (Ciudad Real)

Aragüés del Puerto (Huesca)

Arcos de la Frontera (Cádiz)

Arnedillo (La Rioja)

Arrubal (La Rioja)

Aspe (Alicante)

Atalaya (Badajoz)

Autol (La Rioja)

Bárcenas (Burgos)

Benacazón (Sevilla)

Blimea (Asturias)

Bocos de Duero (Valladolid)

Bulnes (Asturias)

Calpe (Alicante)

Campoo de Yuso (Cantabria)

Castrelo do Miño (Ourense)

Cehegín-El Escobar (Murcia)

Cenizate (Albacete)

Chinchilla del Montearagón (Albacete)

Cinco Casas (Ciudad Real)

Dílar (Granada)

Eivissa (Ibiza)

El Burgo (Málaga)

Fuencaliente (Islas Canarias)

Gaucín (Málaga)

Guijo de Santa Bárbara (Cáceres) romería

Guriezo (Cantabria)

Hondón de las Nieves (Alicante)

La Zarza (Badajoz).

Lanzarote (Islas Canarias)

Las Gabias (Granada)

Linares (Jaén). Virgen de Linarejos (de las Nieves)

Los Palacios (Sevilla)

Lumbrera (La Rioja)

Manzanares el Real (Madrid)

Manzaneda (Ourense)

Mezquita (Ourense)

Molejón (Asturias)

Monachil (Granada), romería

Móstoles (Madrid)

Muñogalindo (Ávila)

Neves (Pontevedra)

Nueros-Calamocha (Teruel)

Olivares (Sevilla)

Quel (La Rioja)

Quero (Toledo)

Reina (Badajoz)

Sallent de Gállego (Huesca)

San Pedro de Ceque (Zamora)

Santa Cruz de la Palma (Islas Canarias)

Somacelada (Cantabria)

Taganana (Islas Canarias)

Torralba (Cuenca)

Torrox (Málaga)

Trevélez (Granada), romería

Tudes (Cantabria)

Valcayo (Cantabria)

Valverde (La Rioja)

Vega de Liébana (Cantabria)

Viguera (La Rioja)

Vilar de Santos (Ourense)

Villalumbroso (Palencia)

Villanueva de Cameros (La Rioja)

Villanueva de la Jara (Cuenca)

Viloria del Henar (Valladolid)

Vitoria-Gasteiz (Álava)

Xátiva (Valencia)

 

En la mayoría de estos lugares, el culto a la Virgen de las Nieves está unido a algún tipo de leyenda, bien en relación con la primitiva leyenda de Roma o con otras apariciones marianas. Así, en La Zarza (Badajoz), cuenta la leyenda que un día del mes de agosto una mujer intentaba sacar agua de un pozo, pero  su  cubo  chocaba contra un objeto que flotaba en sus aguas. Era una talla de madera policromada de la Virgen de las Nieves.  Se  inició un cortejo   procesional  hacia  una ermita cercana. Mientras  estos hechos ocurrían se nubló el  sol,   bajó    aparatosamente la temperatura y comenzó a nevar, siendo verano, por lo que se le denominó a la imagen "Virgen de las Nieves". En Reina (Badajoz), la leyenda de la Virgen está en relación con la sequía, pues allí la Virgen de las Nieves se apareció un día del mes de mayo del 1925 con motivo de una gran sequía; según cuentan bajó por la loma del monte y parece que oyó las súplicas de los reinenses porque llegaron todos mojados a la iglesia. En Linares (Jaén), la Virgen de las Nieves se le denomina de Linarejos, y dicen que se apareció el 5 de agosto de 1227 (año de la conquista de Linares por Fernando III) en las inmediaciones de su ermita a un ermitaño.

Las fiestas de la Virgen de las Nieves constituyen actualmente en Pegalajar la mayor manifestación de relación colectiva de la población, entre los mismos vecinos y con los del entorno, en la que se ponen de manifiesto rituales y ceremoniales diversos que responden a creencias vinculadas a mitos antiguos y modernos.

Al menos tres elementos básicos pueden distinguirse en estas fiestas: el ritual religioso propio del catolicismo, como es la misa, que aumenta su solemnidad en ocasiones con las prédicas de sacerdotes especialmente invitados; los ceremoniales con alta inspiración religiosa, pero no estrictamente vinculados a la ortodoxia católica, como son las procesiones; y actuaciones profanas, tales son los bailes, comidas especiales, consumo de licor, actuaciones artísticas,... y elementos marginales como ventas ambulantes, donde en los últimos tiempos el sector inmigrante aporta otro factor más a estudiar en este complejo mundo de la religiosidad popular.

Sin duda, la evolución de las fiestas en algunos aspectos ha supuesto una transformación de las mismas. La iglesia ha perdido influencia respecto al sector laico y se han ido transformando las actividades lúdicas, pero en el fondo aún perviven los patrones culturales con los que la colectividad se identifica, que unifica a sus integrantes y le da un sentido de solidaridad. Incluso en aquellos individuos que por diversas circunstancias tuvieron que emigrar pervive toda la vida este sentimiento y, en cierta forma, les obliga a volver frecuentemente en esta época del año.

 

2. EL ORIGEN DE LAS FIESTAS

 

Las fiestas de la Virgen de las Nieves de Pegalajar vienen celebrándose desde hace siglos como las principales del pueblo. No se sabe su origen, sobre el que ha especulado la leyenda, al atribuir la advocación como patrona de la Virgen de las Nieves a la misma conquista de Pegalajar, pues, según Lorenzo Morillas Calatrava, se realizó el 21 de diciembre de 1243 por sorpresa, para lo cual los cristianos iban vestidos con ropas blancas, a fin de confundirse con la nieve al pie de la muralla.[1] Sin embargo, la versión más plausible sobre su origen es en el siglo XVII, en relación con el espíritu de la Contrarreforma que impulsa el desarrollo de las cofradías, los santuarios y las advocaciones por todo el territorio español.

En el siglo XVII surge por primera vez la Cofradía de la Virgen de las Nieves, cuya imagen titular debió ocupar la antigua ermita de Santa María, ya citada en 1511, la cual estuvo situada a las afueras de la población hasta que en el siglo XVI se construyó el barrio de Santa María en sus alrededores, en torno al antiguo cementerio, situado en la misma plaza de Santa María -hoy plaza del Pueblo-, junto a la ermita y la calle de la misma denominación. También apareció por primera vez en el siglo XVII el nombre de “Nieves” entre las vecinas de Pegalajar[2] (un sólo matrimonio en el siglo). En el siglo XVIII, el nombre de “Nieves” se difundió más entre las vecinas (17 casos de matrimonio), y mucho más en el siglo XIX (más de 140 casos de matrimonio).[3]

A mediados del siglo XVIII, en 1752, nos encontramos por vez primera referencias a la fiesta de la Virgen de las Nieves, que organizaba cada 5 de agosto su cofradía, y cuyos gastos eran en parte cubiertos por la renta que daban los morales de su propiedad ubicados junto a "la Balsa", en alusión al estanque que embalsa las aguas de la Fuente Vieja[4].

 

 

3. LAS FIESTAS HASTA MEDIADOS DEL SIGLO XX

 

Al menos desde el siglo XVIII, el día 5 de agosto se celebraba anualmente su fiesta la cofradía de la Virgen de las Nieves, que en el siglo XIX se amplia a varios días y se convierte en fiestas patronales, lo que atraía a comerciantes y gentes de los alrededores, dándole un carácter de feria. El Ayuntamiento solía podar los árboles de los paseos de la Plaza, Calle Baja Fuente y la Alameda; comprar cera, contratar la banda de música y la pirotecnia[5]. Entre las distintas comisiones municipales estaba la de Fiestas, encargada de su organización.

La banda de música y la pirotecnia son elementos imprescindibles para cualquier fiesta patronal. La música y el color están presentes desde un primer momento como elementos imprescindibles de la fiesta, complemento a la festividad religiosa. A principios del siglo XX, continuaban siendo amenizadas por la banda de música, que tenía una larga y difícil tradición en la localidad. Siempre habían existido grupos de músicos que en determinados acontecimientos se congregaban para amenizar las diversas fiestas del calendario, tanto populares como religiosas, incluso en cortijadas. Pero las primeras noticias sobre banda municipal como tal las encontramos en los libros de actas municipales más antiguos que se conservan en el Ayuntamiento de Pegalajar. Por ello sabemos que en 1854 existía un banda municipal que tocó el Himno de Riego en los acontecimientos de la Revolución de 1854[6], y también la encontramos a lo largo de segunda mitad del siglo XIX y principios del XX. A partir de 1920 la Banda municipal desaparece durante algunos años, por lo que la Corporación ha de traerla de Baeza, Jaén, Úbeda, o de Granada[7].

Durante las fiestas, también había fuegos artificiales en la Plaza del Ayuntamiento e iluminaciones "a la veneciana" en la Plaza, Jardín y Fuente de la Reja, una noche en cada sitio. A ello se le añadía el reparto de pan a los pobres[8], en una época de inestabilidad social, con un importante crecimiento de la población y la clase jornalera sometida a largos períodos de paro a lo largo del año. Como en el siglo pasado, las atracciones se colocaban en la plaza del Ayuntamiento. El crecimiento del casco urbano desplazó algunas atracciones a la plaza del Campillejo, y las casetas de turrones y quincalla en la Calle Santa María.

Con la llegada de la II República las fiestas de la Virgen de las Nieves toman un nuevo carácter. La nueva corporación municipal, de mayoría socialista, se hizo especial eco de la situación de pobreza e indigencia de la clase obrera y acordó invertir parte de lo consignado en el presupuesto municipal para estas fiestas en otras atenciones "que beneficien económicamente a la clase obrera, cuya indigencia y malestar son notorios"[9]. También acordó darle un carácter más laico, producto del sentimiento político anticlerical de la mayoría de la corporación, al "no costear funciones religiosas y si cuatro de cinematógrafo durante los días 4 y 5 en la Fuente de la Reja, y 6 y 7 en la Plaza de la República, amenizada por la Banda de Música "El Progreso" y el consiguiente reparto de pan a los pobres[10]. Se produjo en este período un relanzamiento de la música local con la formación de dos bandas de música.

El sentimiento anticlerical, se hizo también patente en 1931, cuando se le denegó al Presidente de la Hermandad de la Virgen de las Nieves el permiso para las procesiones de los días 5 y 6 de agosto, fundándose en el peligro de alteración del orden público, como ocurrió en la procesión del Corpus Christi anterior[11]. Pero los actos religiosos volvieron a ser parte fundamental de las fiestas en 1934, con la llegada de la nueva corporación municipal de Derechas, volviendo a tener su primitivo sentido e instalándose además "dos pabellones con sus adornos correspondientes, uno en la Plaza de la República y otro en la explanada de la Fuente de la Reja[12].

Durante la Guerra Civil las fiestas fueron suprimidas, volviendo a reanudarse una vez acabada con las amenidades de costumbre, junto con las limosnas de pan a los pobres[13], en período de gran carestía como fueron los años de posguerra. Tras el conflicto bélico, en 1940, el Ayuntamiento acordó reorganizar la banda de música, siendo el alma de la nueva Banda el Maestro Juan Antonio Chica Torres. Volvió a desaparecer cuando éste abandonó la población. Mientras tanto, la Banda de Música de Baeza se encargó de amenizar las fiestas en Pegalajar[14].

 

4. LAS FIESTAS EN LA SEGUNDA MITAD DEL SIGLO XX

 

En la segunda mitad del siglo XX se intenta dar un nuevo enfoque a las fiestas de Pegalajar. Para ello cambia de lugar la localización de los festejos. Se abandonan las plazas del Generalísimo y Campillejo en beneficio de la actual localización en la calle de la Fuente y la Explanada, junto a la recién remodelada Charca, en la que introduce las barcas, como elemento singular de recreo, y los juegos acuáticos, que al reflejarse en las aguas de la Charca consiguen mayor vistosidad. También se recupera la banda de música municipal en 1953, subvencionándola con fondos municipales, de la que fueron directores Alfonso Escamilla Roa y Fidel Tejada García[15], cuyas primeras actuaciones en las fiestas empiezan en 1955. Más adelante, en 1966, volvió a desaparecer, mientras amenizaban las fiestas municipales las bandas de música de otras poblaciones, como Mancha Real o Jaén, las que se contrataban normalmente para los cuatro días centrales de fiestas (del 4 al 7 de agosto), retornando en 1983 como banda infantil de música a restaurar esa tradición, también por iniciativa municipal. Al año siguiente nace el certamen de bandas de música, y en 1986 ya se le denomina banda juvenil, y más adelante banda de música municipal.

 

4.1. LAS PORTADAS EN LOS PROGRAMAS DE FIESTA

 

A través de las portadas de los programas podemos en parte observar la evolución general de las fiestas en la segunda centuria del siglo XX en relación con la política municipal. Tras la Guerra Civil (1936-39) y el fin de la II Guerra Mundial (1940-45) Pegalajar sufrió enormemente la penuria que produjo la guerra y el aislamiento internacional a que fue sometida España. Sin embargo, la reforma de la Charca y su entorno, que se produjo entre 1944 y 1949, introdujo un espacio singular que no escapa a la visión festiva de las autoridades municipales de mediados de siglo. Un papel fundamental en el mundo festivo y de ocio en general en Pegalajar lo ejerció Francisco Antolín Chica Torres, que tras su llegada a la alcaldía en 1951 intentó colocar la vida festiva pegalajeña como eje de un sector turístico dinamizador de la localidad. Para ello buscó rentabilizar la singularidad de la Charca acondicionando su entorno como zona de recreo. Desapareció el ejido de la Presa, junto a la Charca y en su lugar surgió una explanada para ubicar las atracciones de feria, además de ser utilizada como campo de deportes. También se introdujeron barcas en la Charca, y se editaron unos sencillos programadas de fiestas que actuaban como reclamo turístico.

 

Las portadas de estos programas de feria y fiestas recogen la Charca y barcas surcándola como elemento central. Una fotografía que se repite, con algunas variantes, desde 1952 a 1965. Entre las variantes de las portadas, está la de 1956 que recoge una imagen de la Charca con la remodelación de la zona Este de la alameda circundante y la glorieta destinada a la banda de música, la iluminación nocturna con las farolas en el centro de la Charca en 1957 y 1961, o la sustitución de la fotografía por el dibujo de la Charca atravesada con barcas y bajo un cielo de luna llena y fuegos artificiales en 1960, 1962 y 1963. En estos dibujos de portada aparece tímidamente silueteada la imagen de la Virgen de las Nieves arrastrada por una barca y escoltada por otras entre fuegos artificiales, reflejo de la realidad. Una escena que era la apoteosis final de las fiestas, donde pone punto final el “trueno gordo”.

La entrada de un nuevo equipo de gobierno municipal en el Ayuntamiento en 1964, encabezado por Antonio Valverde Ruiz, no supone en un principio cambio en las portadas de los programas. Pero a partir de 1968, surge por primera vez una portada con una imagen nítida de la Virgen de las Nieves ocupando el cuadrante superior derecho de la misma, la bandera de España a modo de banda diagonal parte en dos la portada y en el cuadrante inferior izquierdo se ubica una fotografía del general Franco. Se abandona así la imagen festiva popular y turística de las portadas de los programas por otra de carácter político-religioso. A partir de 1969, la imagen de la Virgen de las Nieves saliendo en andas de la Iglesia Parroquial se adueña por completo de las portadas hasta la llegada de la democracia y posterior gobierno del PSOE en 1979, excepto el año de 1973, cuando en un intento de reclamo turístico e imagen de fiesta popular aparece un dibujo con la figura de simpático bandolero que tiene como fondo los fuegos artificiales y como base la fuente de taza de la entonces plaza del Generalísimo, donde se ubica el Ayuntamiento.

El acceso del PSOE a la alcaldía en 1979, con Pedro Ruiz Medina como alcalde, trae consigo un drástico cambio en la portada del programa de fiestas de 1980. Se reproduce el esquema de la imagen de 1968, cuando la tradicional Charca se cambió por una visión religioso-política, la Virgen vuelve ocupar el cuadrante superior derecho, una banda diagonal con la bandera de Andalucía (sustituye a la de España de 1968) parte en dos la portada y el escudo con un castillo coronado por tres torres sobre las que se ubican tres estrellas de 4, 6 y 8 puntas en la parte inferior izquierda (sustituye a la imagen del general Franco de 1968). Este escudo es el representado en la parte inferior izquierda de la Carta de Privilegio Real de Independencia Jurídica de Pegalajar de 1559. Las nuevas autoridades municipales quieren borrar la imagen del régimen pasado y reivindica como verdadero un escudo para Pegalajar diferente del tradicional (imagen del castillo y el león).

 

Los años siguientes se caracterizaron por nuevas imágenes en la portada de los programas en los que siempre está presente la imagen de la Virgen de las Nieves, pero como elemento secundario. Así, en 1981, se representa un tramo de la calle Baja Fuente y una pequeña foto de la Virgen en la parte superior; en 1982 es la Virgen, la plaza de la Constitución con el nuevo Ayuntamiento de fondo y la bandera de Andalucía; y en 1983 es la Virgen y una vista general de Pegalajar. Desde 1984 a 1996 la imagen de la Virgen es la única protagonista de la portada, excepto en 1985, cuando vuelve a aparecer la imagen de la Virgen, pero acompañada de la Charca y las barcas. Aparece la Charca casi veinte años después de que abandonara el papel central de las portadas, en una época en que la sobreexplotación de su acuífero junto a la sequía reinante estaba produciendo una disminución alarmante de su caudal; y 1994 que aparece la imagen junto a una vista del paisaje urbano y rural. Posteriormente y hasta la actualidad, esta última visión se ha impuesto en los programas, con variedades de composición diferentes en cada uno de ellos.

 

 

4.2. LOS ACTOS RELIGIOSOS

 

La religión juega un papel fundamental en las fiestas. Las procesiones constituyen un ejemplo masivo de unidad en torno al símbolo: la imagen de la Virgen de las Nieves, procesionada por las principales calles, en las que las colchas más vistosas compiten entre ellas en los balcones abriendo cauce al cortejo, a la vez que son observadas por la masa humana que forma la procesión, también ataviada con sus mejores galas para cumplir la doble misión de ver y ser vistos. Tampoco son ajenas a ello las autoridades locales: la Guardia Civil, tricornio en mano; el cura párroco, con su mejor terno; el alcalde y el hermano mayor, varas en mano;... Tan solo los costaleros -y actualmente también costaleras- rompen el lujo externo para llevar con zapatillas y camiseta el pesado trono y darle los oportunos movimientos a la imagen entre vivas y aplausos a la Virgen de las Nieves.

La venerada imagen desempeña un importante papel en las fiestas y estos días ocupa un lugar preferencial en los actos de culto, pues es llevada el primer día a la Iglesia (4 de agosto), donde permanece y parte para ser procesionada los días 5 y 6 de agosto. La imagen tiene costoso vestuario y joyas, provenientes de los donativos de los devotos, con motivaciones en lo que lo mágico, lo religioso y el reconocimiento social se entremezclan. La banda de música y fuegos artificiales ponen la corte sonora al acto de religiosidad popular, consiguiendo así en el efecto teatral necesario para la emoción colectiva.

Estas fiestas son un fenómeno de religiosidad popular bastante complejo, en el que confluyen diversos rituales y un sincretismo inevitable. En ellas se mezclan las más profundas creencias cristianas, con elementos mágicos que buscan en la magia por contacto un deseo, y en las que la relación del devoto con la imagen es muy personal.

La promesa a la Virgen de las Nieves es frecuente en muchos vecinos. Forma parte de un ritual de carácter mágico-religioso, basado en la creencia de que la Virgen posee un poder para interrumpir favorablemente el curso de cualquier enfermedad[16]. Para ello, los promesantes han de propiciar la actuación divina, ofreciendo a cambio sacrificios, donaciones, objetos y la divulgación de estos poderes. Por lo que es corriente el regalo de ricos vestuarios o joyas para la imagen, o el ir descalzos en la procesión. Todas las promesas tienen un carácter privado, ajeno a la intervención de la Iglesia y, una vez obtenido lo prometido, exigen su cumplimiento, lo que está asegurado por el temor a penas sobrenaturales de carácter temporal o espiritual.

 

 

 

4.3. LA COFRADÍA

 

La organización de la fiesta tiene dos vertientes. Una la cofradiera y otra la municipal, ambas vinculadas entre sí. En la primera, la cofradía se encarga del acondicionamiento de la imagen, la organización de las procesiones, actos religiosos y fiesta interna que culmina en el refrigerio cofradiero. Se establecen contactos con el cura párroco y el Ayuntamiento, representante oficial de la comunidad, quien a su vez desarrolla los actos festivos con diversas actividades lúdicas y subvenciona las fiestas.

Los días anteriores a las fiestas, la cofradía realiza un importante esfuerzo organizativo, concentrándose en la parroquia para atender todas las actuaciones a realizar, como son el acondicionamiento del paso procesional, la contratación de la música, la organización de los actos religiosos, los fuegos artificiales, etc. La tendencia laica y popular de la cofradía en algunos momentos históricos produjo tensiones con algunos curas párrocos que intentaron dirigir sus actuaciones, dejando en evidencia la diferencia entre la devoción a una imagen, símbolo de la comunidad, frente a autoridad eclesiástica ajena al pueblo.

Cada año corresponde el título de hermano mayor a un miembro de la cofradía, lo que tiene un importante valor psicológico por el prestigio que tal cargo conlleva. En el pasado, el hermano mayor era el encargado de ofrecer el refrigerio al resto de la cofradía, por lo que el título de hermano mayor sólo podía recaer en persona de suficiente solvencia económica. En la actualidad son varios hermanos los elegidos por año, con el fin de que todos los miembros de la cofradía puedan ser hermanos mayores alguna vez en su vida; mientras que el antiguo refrigerio ha sido cambiado por una comida en toda regla que ya no subvenciona el hermano mayor, sino la propia cofradía.

Por otro lado, la emigración de los años cincuenta y sesenta produjo la dispersión de numerosos miembros de la cofradía por la geografía española, especialmente a la capital de España. A partir de 1971 se hace clásico el recibimiento de la hermandad de Madrid. Al acto, en la plaza del Ayuntamiento, se invitaba a todo el vecindario para darle la bienvenida a los paisanos ausentes y acompañarlos seguidamente a la ermita de la Patrona. La hermandad de Madrid solía ofrecer una misa a la Patrona, independientemente de los actos religiosos habituales. A partir de 1986, los tradicionales actos de recibimiento de la hermandad de Madrid dejan de realizarse, aunque continúan viniendo antiguos inmigrantes durante los días de fiestas, pero su número disminuye a medida que la gran emigración de los años cincuenta y sesenta queda más distante.

 

4.4. LAS ACTIVIDADES LÚDICAS

 

Los gigantes y cabezudos, acompañados de la banda de música, son el primer mensaje de inicio de fiestas. Con ellos se abren cada mañana los actos festivos y en torno a ellos se moviliza la chiquillería con carreras incluidas. Son el recuerdo de elementos carnavalescos de siglos atrás que han perdurado, como el paseo que recorría la población antes de la procesión, con los diablillos, gigantes y cabezudos, la tarasca, etc., que se integraron en la fiesta local mezclando lo sacro y lo profano.[17]

A partir de 1950, la Charca y sus alrededores habían desplazado a la Plaza de la Constitución, centralizando la vida de recreo de los pegalajareños. Una de las modificaciones más significativas fueron los fuegos artificiales acuáticos, que no suponían una novedad en sí, pues los fuegos artificiales, como elemento fundamental de cualquier tipo de fiesta popular, están presentes en las de Pegalajar desde que se tiene noticia. Pero sí lo eran en cuanto a la modalidad de fuegos flotantes en el agua.

Tradicionalmente, los fuegos constaban de dos fases, que aún se siguen realizando. Una era la procesional, diurna, consistente en cohetes y la quema de alguna rueda de fuegos junto a la ermita de la Virgen de las Nieves o en la lonja de la Iglesia. Otra fase, la nocturna y principal, cerraba las fiestas, con toda una serie de artificios pirotécnicos que se han ido perfeccionando con el tiempo para darle mayor imagen, culminando los últimos años con espectáculos piromusicales.

Otras actividades que se realizaban en la Charca durante el verano y que se acentuaban más durante el período de fiestas eran las audiciones, las barcas, los conciertos de las bandas de música, que solían celebrarse los días festivos además de las fiestas, las actividades deportivas, etc. Este último tipo de actividades han proliferado en las fiestas, como las carreras de barcas, en 1953; el piragüismo, en los años 1968-69; tiro al plato, en las décadas de los sesenta y setenta; carreras pedestres, 1967-...; natación, 1965-...; ciclismo, 1969-...; fútbol, balonmano, etc. También solían realizarse cucañas, juegos infantiles, teatro, títeres, cómicos taurinos (1953-...), vaca del aguardiente (1979-1993), exposición de poesía, escultura, cerámica y artesanía popular (1983), festivales de rock (1988-...), y en la década de los noventa voleibol, ajedrez, exhibición de rugby,... etc.

La verbena popular constituía un elemento aglutinador de la noche festiva hasta 1965, cuando se instala en el recinto del Parque de la Charca una caseta municipal, cuya gestión -de carácter privado- salía a subasta periódicamente. El baile giraba en torno a dos conjuntos músico-vocales que se turnaban y una actuación individual cada noche, algunas de ellas de renombre. La “miss” o reina de las fiestas y damas de honor también eran elegida en estas noches, un intento que ya se inició tempranamente en 1952, cuando en los locales de la Jefatura Local de F.E.T. y de las J.O.N.S., se le entregaron premios “a tres señoritas designadas como la más bella, la mejor vestida a la andaluza y la portadora del más bonito mantón de Manila, las que desde ese momento, presidirán juntamente con las autoridades, todos los actos populares a celebrar durante las fiestas”. Con la caseta municipal, las verbenas populares desaparecieron hasta que en 1980 vuelven de nuevo, tras la apertura gratuita del recinto de la caseta municipal situado junto a la Charca a todas las personas.

Las exposiciones de pintura se iniciaron a partir de 1980, pues existe en Pegalajar una tradición pictórica, que tuvo en el pintor Juan Almagro (1886-1965) su representación más significativa. Este primer año se expusieron obras de Miguel Ayala, José Olivares, Manuel Kaiser, Agustín Cruz León, Manuel Martos y José Rodríguez Gabucio; en 1990 fue la exposición del pintor Antonio García Merlo; y en 1995 la de Teresa Almagro, detonante para que a partir de 1996 comiencen los certámenes de pintura en honor de su abuelo, el “Pintor Juan Almagro”, con el patrocinio municipal.

Otros acontecimientos culturales sobresalientes en las fiestas son las novilladas y el festival de Arte Flamenco. La gran afición existente en Pegalajar hacia la fiesta taurina dio lugar en 1918 a la construcción en un corralón próximo a la Charca de una plaza portátil que, tras su ruina, dejó paso a una plaza más consistente. La nueva plaza se inauguró el 7 de agosto de 1919. Desde entonces se han venido celebrando múltiples corridas, novilladas y diversas actuaciones cómico-taurinas. La plaza de toros también fue utilizada para proyecciones de cine, cucañas, conciertos, etc.

En cuanto al Festival de Arte Flamenco, éste tiene su origen en 1969, siendo alcalde Antonio Valverde Ruiz. Se inició en la Plaza de Toros y su ubicación junto la Charca  y más adelante en el Auditorio Municipal contribuyó a dar mayor realce al evento. Con la fundación de la peña flamenca local se aseguró la continuidad de este festival, para constituirse en parte fundamental de las actividades festivas de Pegalajar.

 



[1]MORILLAS CALATRAVA, Lorenzo. Pueblos y tierras de España. Jaén, 1953.

[2]Archivo Parroquial de Pegalajar. Libro de desposorios, núm. 2, fol. 15v, 11-7-1649. Matrimonio de Alonso de Alarcón y María de las Nieves.

[3]Archivo Parroquial de Pegalajar. Libros de desposorios, 1564-1900 (faltan las actas matrimoniales entre 28-1-1794 y 28-10-1818).

[4]Archivo Histórico Provincial de Jaén. Catastro del Marqués de la Ensenada. Pegalajar, vol. 7872. Año 1752.

[5]Archivo Municipal de Pegalajar (A.M.P.), 25-julio-1895.

[6] A.M.P. Lib. act. 21-julio-1854.

[7]LÓPEZ CORDERO, J.A.; LIÉTOR MORALES, J.; ROJAS LÓPEZ, J. Pegalajar: nueva aproximación histórica. Ayuntamiento. Pegalajar, 1994, p. 243-246.

[8]Archivo Municipal de Pegalajar (A.M.P.). Lib. act., 3-julio-1.902

[9]A.M.P. Lib. act., 11-julio-1932, fol. 37.

[10]A.M.P. Lib. act., 16-julio-1931, fol. 39.

[11]A.M.P. Lib. act., 20-julio-1931, fol. 40.

[12]A.M.P. Lib. act., 25-junio-1934, fol. 38.

[13]A.M.P. Lib. act. 30-junio-1945, fol. 5.

[14]LÓPEZ CORDERO, J.A.; LIÉTOR MORALES, J.; ROJAS LÓPEZ, J. Pegalajar: nueva…, p. 243-246.

[15]LÓPEZ CORDERO, J.A.; LIÉTOR MORALES, J.; ROJAS LÓPEZ, J. Pegalajar: nueva, p. 243-246.

[16]La intervención divina en la curación es un componente básico de la medicina popular, que considera la enfermedad como castigo de Dios.

[17]OROZCO PARDO, José Luis. “Fiesta barroca”. Gazeta de Antropología, núm. 4. Universidad, Granada, 1985.