JÓDAR, DONDE LA CULTURA TOMA EL NOMBRE DE SAUDAR.
Juan Antonio López Cordero.
(Publicado en Saudar, revista cultural de la ciudad de Jódar, núm. 84. Jódar: Asociación Cultural Saudar, abril-2008, p. 39-40.)
Hay poblaciones que se merecen una Asociación Cultural, como Saudar, formada por hombres y mujeres capaces de realizar una labor altruista, intensa y continua en el tiempo, destinada a la investigación, estudio y promoción del rico patrimonio cultural de Jódar y su comarca; y hay poblaciones que la necesitan. Jódar la merece y la necesita, se puede considerar una población afortunada por tener ese numeroso grupo de personas que forman la Asociación Saudar,
Algunos que somos vecinos de otros pueblos de Sierra Mágina, pero que conocemos la población de Jódar por haberla visitado con frecuencia y la única que posee el título de ciudad en nuestra comarca, no podemos menos que compararla con los demás pueblos de nuestro entorno. Y nos sentimos como en casa, no sólo por la afinidad cultural y por compartir la misma geografía, sino también por la misma red urbana y sus contrastes.
El urbanismo es una de las características más presentes y olvidadas en el patrimonio de nuestros pueblos, quizás por la complejidad que encierran los núcleos urbanos por ser entes vivos que desde que nacen están en continuo desarrollo, reforma y progreso según conviene a las necesidades de la vida humana, por lo que los núcleos urbanos en su conjunto tienen una visión ecléctica, donde las diferentes culturas han dejado su huella. En ellos el rastro de su origen es muy fácil de seguir, pues la impronta actual de los cascos históricos de los actuales pueblos y ciudades tiene su origen en ese largo y oscuro período medieval y, especialmente, a la última etapa, la época de frontera cristiano-nazarí, cuando el mayor desarrollo demográfico lleva incluso a formar barrios extramuros, arrabales fortificados que acogen este crecimiento.
Jódar, como casi todas las poblaciones del Jaén en época nazarí se desarrollan en torno a un promontorio elevado donde se encuentra el castillo. A sus pies, siguiendo las curvas de nivel y respetando los drenajes pluviales naturales surge un abigarrado caserío, que constituye el casco antiguo de la población. Si bien casi la totalidad de los edificios hoy día muestran una fábrica distinta, no es así el trazado de las calles que respetan casi en su integridad la anchura y trazado medieval, con una perspectiva visual actual muy próxima a aquella época. Es un tipo de urbanismo de casas abigarradas, formando frecuentes callejones en una especie de anarquía que, sin embargo, tiene un orden. Es consecuencia de la necesidad de refugio tras la muralla. Fuera de ella estaba la inseguridad, el peligro real y psicológico. En este lugar también hay espacios abiertos, plazuelas que sirven de lugar de encuentro de los vecinos, y otras plazas más amplias en el arrabal, que en momentos de peligro albergan el ganado semoviente.
Las casas de ciudad tienen diferente tipología, desde las casas palaciegas con patio y huerto en las que la vida se desarrolla dentro de la casa donde los vanos exteriores son escasos, hasta la pequeña vivienda de las clases trabajadoras abiertas a una vida de la relación exterior, donde la calle es su patio.
Junto a la historia y la orografía, en el urbanismo medieval el agua ejerce también una importante función. Casi todos los núcleos medievales de población desarrollan su trazado en las proximidades de un importante nacimiento de agua o lo albergan en su interior. Lindando con el núcleo urbano o dentro de él y en la parte baja de éste se ubican las huertas, que aprovechan estas aguas para riego y con frecuencia como fuerza motriz de los molinos de rodezno. Los caces más elevados de las aguas de riego limitaban el crecimiento de los arrabales, pues las tierras de cultivo de regadío eran muy fértiles y fundamentales en la economía de subsistencia de la población. Dentro del núcleo urbano solía ubicarse alguna fuente, o fuentes en el caso de las ciudades. Por lo general tenían una función mixta, eran fuentes-abrevadero con pilar, pues tradicionalmente el ganado ha formado parte del paisaje urbano. En ellas bebía el boyal, mular, caballar, asnal, cabrío, ovino o de cerda, que con frecuencia paseaba por las calles camino de las cuadras donde se albergaba, que solían estar en las mismas casas de sus dueños. Fuentes que son también origen de hermosas leyendas, como la Fontana de Jódar.
Los núcleos urbanos son también fortalezas, el perímetro de torres y murallas condicionan el desarrollo urbano. Donde la muralla ha desaparecido, la misma red urbana nos deja entrever su trazado, pues las construcciones extramuros del siglo XVI buscan la funcionalidad y la racionalidad renacentista con nuevas manzanas ortogonales o edificios que se levantan siguiendo la dirección de antiguos caminos. Otras casas se adosan a la muralla aprovechando la fortaleza de sus muros, envolviéndola con sus fábricas. Pese a las transformaciones sufridas a través del tiempo, la mayoría de los muchos núcleos urbanos de nuestra comarca mantienen su impronta medieval, que el tiempo no ha podido borrar, pues forma parte de su esencia. Un rico patrimonio aún no valorado en su verdadera importancia.
No es de extrañar que en una población como Jódar, haya surgido una Asociación Cultural de la trayectoria del Saudar. Cada rincón tiene su historia, cada calle su lectura, edificios que quieren hablarnos, objetos que encierran en sus formas trabajos y días, documentos que nos descubren los sueños, alegrías y llantos de miles de personas, paisajes que aún muestran el sudor y el esfuerzo de siglos de historia,... La Asociación Cultural Saudar a través de muchos años de trabajo ha sabido romper la mordaza que el tiempo impone, dar a luz nuestras señas de identidad y mostrarnos con orgullo el trabajo serio y riguroso que viene realizando. Y, como tantas otras asociaciones culturales en nuestra provincia, con escaso o insignificante apoyo económico. Ahora, tras 25 años, se ha reconocido su labor con el otorgamiento de la Bandera de Andalucía. Más vale tarde que nunca. Felicidades, pues, es este 25 aniversario.