Parajes de la Huerta de Pegalajar a mediados del siglo XVIII.

Juan A. López Cordero.

(En Feria y Fiestas en honor a Ntra. Sra. de las Nieves, del 4 al 7 de agosto de 2014. Pegalajar: Ayuntamiento, 2014, p. 50-52).

 

En los últimos años mucho se ha escrito sobre la Huerta de Pegalajar, un espacio muy vinculado a la vida tradicional de los pegalajeños, pero habitualmente en relación con Charca. En su conjunto, el espacio físico de la Huerta no es tan conocido para la generalidad de los vecinos. Este espacio mantiene una imagen secular en cuanto a la toponimia o distribución de las acequias y bancales, pero no tanto en la propiedad, ni en la plantación que sucumbió al arrollador crecimiento del olivar.

Ya a mediados del siglo XVIII, los parajes de Huerta presentaban una toponimia similar a la actual en la gran mayoría de los casos, con unos cultivos tradicionales que serían muy semejantes a época medieval. Era un terreno muy parcelado, donde la propiedad de la Iglesia se había incrementado, en gran parte por donaciones de los fieles, propiedades que pertenecían a patronatos, cofradías, Iglesias, conventos y hospitales, por lo que existía un gran número de arrendatarios de estas fincas de “manos muertas”, como llamaban en el siglo XIX a aquellas instituciones que no tenían manos para trabajar la tierra y que en este siglo fueron desamortizadas por los gobiernos liberales de la nación.

A mediados del siglo XVIII, la Huerta de Pegalajar estaba en su mayoría dedicada a siembra, destacando el cereal, maíz y hortalizas para el consumo local, había también olivos en gran número, viñas, morales y árboles frutales, como melocotoneros, albaricoques, ciruelos, perales, higueras, granados y nogueras. El olivar su ubicaba principalmente en la parte Sur de la huerta, también había plantación de olivos en los límites de algunas parcelas de siembra.

El primer catastro que se realiza en España es el denominado del Marqués de la Ensenada, realizado a mediados del siglo XVIII, entre 1749 y 1756. Constituye el primer estudio sistemático sobre la propiedad en los pueblos de la corona de Castilla que, además de las respuestas generales a una encuesta exhaustiva sobre cada localidad, recoge individualmente las parcelas de cada pueblo con el nombre de sus propietarios, límites, extensión, ubicación y cultivos. En él se pueden localizar los topónimos de los parajes ubicados en el término de Pegalajar, documentación que se puede consultar en el Archivo Histórico Provincial de Jaén o en los registros digitalizados de la web https://familysearch.org/.   

Los topónimos de la Huerta de Pegalajar que aparecen en este catastro son los siguientes:

 

1       Aceña, La

2       Acequia del Peral

3       Albercas, Las

4       Alberquilla, La

5       Alcaidía, La

6       Alcarcil, El

7       Arroyo, El o Arroyo Buhón

8       Bahondillo, El

9       Balsa, La

10     Bañuelo, El

11     Bóveda, La

12     Callejón, El “?”

13     Campillo, el

14     Cascajar, El

15     Cerrillo de los Torrejones

16     Coronilla, La

17     Endrinera, La

18     Fuente de la Noguera

19     Fuente Gallón

20     Fuente Muñón

21     Higuera Gorda

22     Molinillos, Los

23     Montón, El

24     Nicasio, San

25     Nogueras, Las

26     Palomar, El

27     Partidero El

28     Poyuelos, Los “?”

29     Prado, El

30     Puente Concejo

31     Quemado, El

32     Sabucar, El o Saucar, El

33     Sima, La

34     Torrejones, Los

35     Torremocha

36     Tosquilla, La

37     Vaimora

38     Valdelascuevas

39     Vereda, La

40     Zorro de Maridias “?”

41     Zuzurro, El

 

 La toponimia de los parajes suele recoger referencias a la geografía del terreno (Tosquilla, Cerrillo, Torrejones, Campillo, Arroyo, Coronilla, Cascajar, Sima, Valdelascuevas…), fuentes (Muñón, Gallón, Noguera), acequias (Peral, Higuera Gorda), vegetación (alcarcil, prado, saucar), o elementos significativos del lugar (Torremocha, Molinillos, Bañuelo, Albercas, Balsa, Palomar…). Cerca de la población, los parajes de Huerta adoptan topónimos de las calles próximas, como Nogueras, Bahondillo o San Nicasio. Esta última calle se refiere a la calle Santa Lucía, que da a la plaza del Ayuntamiento, donde se ubicaba a mediados del siglo XVIII la ermita de San Nicasio, abogado de la peste, que ya aparece citada a las constituciones sinodales del obispado de 1511. Esta ermita desapareció entre finales del siglo XVIII y principios del XIX. Aunque la toponimia de estos parajes se ha visto afecta con el discurrir del tiempo, en la actualidad aún perviven la mayor parte de ellos, como muestra de la vinculación que ha tenido la población de Pegalajar con su cercana Huerta.

 

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