3. El Plan de Ensanche de 1927.

 

            Pasado el primer cuarto de siglo, la ciudad de Jaén mantenía básicamente su impronta decimonónica, pues la tímida expansión de principios de siglo no había supuesto una transformación importante de la misma. Con escaso caserío aparece en el mapa de 1931 el barrio de San Felipe al Sur, frente al Seminario Diocesano; se completa la manzana entre la puerta Barrera y el paseo de la Estación al Este, y se construyen los edificios del que luego será Museo Provincial y la Prisión Provincial al Norte. Se hacía necesario un proyecto de expansión urbana que regulara este crecimiento, especialmente en la dirección que la orografía y la historia inmediata demandaban, o sea al Norte del núcleo urbano, tomando como ejes principales el paseo de la Estación y la carretera de Madrid. Ello se plasmó en el Plan de Ensanche de 1927.

            Este Plan tardó tiempo en realizarse y, cuando se hizo, las modificaciones realizadas lo transformaron en gran parte. Fue principalmente el fuerte incremento poblacional que se produjo tras la Guerra Civil de 1836-1839 el que estimuló la ejecución del mismo. En el segundo cuarto del siglo XX, la ciudad casi dobla el número de habitantes:

 

Año

Nº habitantes

 

 

1920

33.444

1930

39.787

1940

54.631

1950

61.610

 

 

            Las décadas de 1920 y 1930 se caracterizaron en el urbanismo giennense por la influencia del arquitecto Luis Berges Martínez (1891-1939), que fue el autor del Plan de Ensanche de 1927. Este plan fue un intento de expansión racional de la ciudad, pero que no pudo llevarse a cabo por circunstancias sociales, políticas y económicas de los años posteriores. Con él se trataba de ordenar el crecimiento por la zona Norte, entre la avenida de Madrid, Virgen de la Cabeza, Muñoz Grandes, Millán de Priego, Cuesta de Castilla y calle del Rastro. Una extensión de 36 has. estaba destinada a viviendas y comercio; 11 has. para recreo escolar y ampliación del ensanche; 40 has. se destinaban a zona industrial, agrícola y varias. En él se preveía el parque de la Victoria y reformas interiores para atender las necesidades de tráfico, dándole una salida al casco histórico hacia la carretera de Granada desde la Carrera. Berges concebía la ciudad globalmente, en la que todos los elementos, como alcantarillado, red de abastecimiento de aguas, previsiones de ensanche, enlace de éste con la población antigua y demás reformas, debían tener una relación.

            Los principales edificios del Ensanche serían la Iglesia, el Museo Provincial, el Grupo Escolar y el Mercado del distrito. También se reflejaba un bosque, grandes bloques de edificación y una importante red viaria, con su parque y explanadas para casetas y barracas de feria.

            Mientras tanto, iban surgiendo construcciones en el paseo, como el asilo de las Hermanitas de los Pobres; las viviendas de las Protegidas, de las que 97 primeras fueron entregadas por los ministros Secretario General de Falange y del Trabajo, Arrese y Girón, respectivamente, en un acto oficial el día 15 de mayo de 1944; el estadio de la Victoria, inaugurado el 29 de octubre de 1944; el cuartel de las Fuerzas de Asalto, inaugurado oficialmente el 28 de enero de 1934 con la asistencia de las autoridades civiles; el parque del paseo de la Estación, que comenzó a construirse en 1936; la fábrica de óxidos para la fabricación de pinturas junto a la Estación de Ferrocarril, que utilizaba la producción de la mina “La Abundancia”, ubicada en Galapagar, que contaba entre sus instalaciones con un cable aéreo de cinco kilómetros que pasaba el Guadalbullón y llevaba la producción al apeadero de Grañena; el cinema Victoria, en 1942; el edificio de Maternología y Puericultura en 1945; la iglesia de Cristo Rey, inaugurada en 1955;...

            A partir de 1939 se empezó su ejecución, pero ya desvirtuado. El Ayuntamiento decidió hacer realidad dicho plan, por lo que adquirió 200 has. de cultivo a ambos lados del paseo de Alfonso XIII -hoy paseo de la Estación-. Se construyó el parque de la Victoria y la estructura viaria, aunque la estructura arquitectónica y algunas reformas sólo se hicieron parcialmente. El límite impuesto al paseo en sentido transversal, en el camino de Fuerte del Rey (actuales calles Virgen de la Cabeza y primer tramo de Muñoz Grandes) se debía a la presencia de diversas industrias en la zona comprendida entre dicho camino y la Estación de Ferrocarril, límite de la zona de Ensanche.

            Por otro lado, en el extrarradio del casco urbano se fueron proyectando nuevas edificaciones con fines específicos. Un proyecto innovador fue la construcción del Sanatorio de El Neveral en cerro de este nombre, próximo al Castillo, obras que se iniciaron en 1929, pero no se inauguró hasta 1934.

            En la década de 1940 Jaén era ya una ciudad importante en cuanto a número de habitantes. El aumento de población, 54.6131 hab. en 1940, ocasionó un grave problema de viviendas en una época de dificultades económicas como fue la de posguerra. La ciudad buscó su expansión hacia el llano, de acuerdo con el Plan de Ensanche,  a través de las dos principales arterias: la carretera de Madrid y el paseo de la Estación, cuyo expansión planteaba para el futuro el obstáculo de la Estación y las vías del ferrocarril.

            Después de la Guerra Civil, la actividad urbanística y arquitectónica en España estaba controlada por el Servicio de Regiones Devastadas (1938), un año después convertido en la Dirección General de Arquitectura, creada en 1939 y dirigida por Pedro Muguruza, que no llegó a imponer un estilo arquitectónico nacionalista a la ciudad. La Estación de Autobuses de Jaén es un ejemplo de ello, con algunos elementos innovadores que contrasta con el historicismo de la arquitectura oficial, como son el Instituto Nacional de Previsión en el paseo de la Estación (Eduardo de Garay, 1947) o la antigua Escuela de Puericultura en la plaza de las Batallas (1943).

            El campo de actuación urbanístico en estos años fue la continuación de una serie de actuaciones en la zona de ensanche, en los alrededores de la plaza de las Batallas. La más importante fue la construcción de las Viviendas Protegidas, planificadas en 1939 por los arquitectos J. Laguna y F. López Rivera (1945). Consistían en cuatro grandes bloques cerrados, de cuatro alturas, en torno a grandes patios interiores. El diseño era sencillo y funcional.

            El edificación en el entorno se vio estimulada con la construcción del parque de la Victoria (1940), la Escuela Rural de Maternología y Provincial de Puericultura, y las construcciones públicas del inicio de la calle Arquitecto Berges, como son el Ambulatorio (1950), Palacio de Justicia (1954), Casa de Falange (1956), Delegación de Obras Públicas o el Instituto Nacional de Previsión, como fachada al paseo de la Estación (1947). Todos estos inmuebles le daban un carácter político-administrativo a la zona, que continuó en la década siguiente con la creación del edificio de Sindicatos.

            En enero de 1943 el Ayuntamiento aprobó el proyecto de alineaciones de la plaza de las Batallas, así como un presupuesto anexo al proyecto del parque de la Victoria, motivado por las dificultades económicas de la posguerra. Y unos años después, en 1946, se inauguraban en la ciudad las líneas urbanas de autobuses, en el trayecto a las viviendas protegidas del paseo de la Estación, consecuencia de las nuevas construcciones del Ensanche.

            El crecimiento de Jaén encontraba serios problemas, especialmente el tema de la vivienda, y los problemas de urbanización de las zonas de Peñamefécit, La Salobreja y San Roque. La falta de materiales de construcción era uno de los principales obstáculos.

            En la vida de la ciudad, el segundo cuarto del siglo XX destaca también por las importantes modificaciones en el establecimiento de agua potable. Tradicionalmente el agua que abastecía a la ciudad provenía principalmente de la fuente de La Magdalena y otros raudales, como el de Santa María. Por entonces, ya se hacía necesario un nuevo abastecimiento, y se hicieron las gestiones para traer a la ciudad el agua del manantial de Río Frío, situado al pie de la sierra de la Pandera. Ya en 1920, un decreto de 13 de agosto referente al saneamiento de aguas hacía mención expresa a Jaén, como una de las ciudades con alto índice de mortalidad, lo que hacía urgente las medidas de saneamiento. En 1924, el ingeniero Ángel Méndez Orbegozo realizó los “anteproyectos para el abastecimiento de agua de Jaén”, y el arquitecto Luis Berges Martínez propuso como solución la reconversión de los antiguos raudales, más los afloramientos que arrojasen nuevas perforaciones. En un posterior concurso de ideas salió vencedor el ingeniero Francisco Navarro Navarro, cuyo anteproyecto coincidía con el de Méndez Orbegozo, que se basaba en el manantial de Riofrío. El Ayuntamiento en 1926 aprobó este proyecto de traída de aguas a Jaén. El agua llegaba por gravedad a unos depósitos próximos a la ciudad, junto al barrio de la Glorieta. Ya disponía la ciudad de autorización para disponer de 50 litros por segundo de dicho manantial, con la condición de respetar los riegos del pueblo de Los Villares. Se nombró como director de las obras al ingeniero José Acuña y Gómez de la Torre. Tras diversas dificultades, como la oposición de propietarios por cuyas tierras debía transcurrir el canal de abastecimiento de agua, las obras se paralizaron. A lo que se sumó en 1930 una sentencia del Tribunal Supremo que anuló el Real Decreto de 21 de agosto de 1928 sobre la concesión de aguas de Riofrío, cuando las obras estaban realizadas en más de la mitad de su extensión. No obstante, pudieron solucionarse estos inconvenientes ya en la II República. El 21 de septiembre de 1931 se le otorgó a la ciudad una nueva concesión de aguas de Riofrío, que llegaron a Jaén el 4 de febrero de 1932, aunque muchas casas aún no dispusieron de agua corriente hasta la década de 1950.

            El suministro de agua a la ciudad se regulaba por dos depósitos construidos al Sur del núcleo urbano, uno de los cuales se agrietó por el mal terreno donde estaba ubicado. Se buscó un terreno más idóneo en la zona contigua a la carretera del Tiro Nacional, donde se excavaron 31.000 metros cúbicos y su construyó un depósito con dos fases, una de limpieza y depuración del agua de Riofrío, y otra segunda de regulación y reserva, proyecto realizado por el ingeniero sanitario del Ayuntamiento de Madrid José Paz Maroto, y del ingeniero de caminos José María Álvarez. En Julio de 1951 comenzaron a funcionar los depósitos que almacenaba el agua de Riofrío y el Alamillo, quedando interrumpido el suministro de agua de los raudales de Santa María y de La Magdalena.

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