Nueva.
El nacimiento de esta calle hay que enmarcarlo en el gran crecimiento del núcleo urbano que tiene lugar en la segunda mitad del siglo XIX. Un crecimiento arrollador que hacia 1870 llega hasta la misma fuente de la Reja y a finales de siglo la sobrepasa, abarcando parte del ejido de la Presa. Es entonces cuando surge la calle Nueva, situada al Este del recinto de la Presa -como se le llamaba entonces- o Charca. Incluso algunas casas, en su afán especulador, ocupan terrenos comunales de dicho recinto.
El nombre de calle Nueva vino a expresar claramente aquella reciente configuración del espacio que borró un paisaje hasta entonces formado por las eras del ejido de la Presa. Pero a partir de la II República, esta denominación fue sustituida popularmente por calle de la Bomba. Nombre éste proveniente de un personaje que habitaba en aquel entonces dicha calle, llamado Pedro y apodado el de la Bomba. Este mote le fue adjudicado cuando en su casa, situada en dicha calle y donde regentaba una taberna, ocurrió un día una gran explosión; desde entonces, ya hace sesenta años, viene denominándose por los vecinos popularmente con este nombre.
Los edificios que surgieron eran típicas casas de labradores, sin que faltasen las cuadras y los corrales para ganado, normalmente aves y conejos, que suponían un importante complemento en la alimentación y economía doméstica. Allí se ubicó también una fábrica de aceite, la denominada de los Torres, que transformada en cooperativa Santa María, perdura hoy en día.