3.2. La epidemia de cólera de 1854-1855.

 

            El cólera volvió a aparecer por segunda vez en la península en noviembre de 1853 y duró hasta marzo de 1856. Se contaron más de un millón de invadidos, de los que fallecieron aproximadamente el 24 %; es decir, y de acuerdo con los datos publicados por la Gaceta de Madrid de 12 de diciembre de 1857, pudieron contabilizarse alrededor de 236.744 defunciones. A la provincia de Jaén, durante esta epidemia, el cólera no llega hasta agosto de 1854, cuando comienza a desarrollarse en algunos pueblos como Bailén, Martos y Linares, singularmente este último, aunque desde meses antes se habían adoptado medidas para evitar su entrada en la provincia y evitar la alarma qe podía provocar en la población, recordando la experiencia de 1834([1]).

            En la ciudad de Jaén, la cercanía del cólera hizo que el Gobernador Civil suspendiera la feria que debía comenzar el 15 de agosto. La orden debió retirarse, porque la feria se celebró, aunque no estuvo tan concurrida como de costumbre. Sin embargo, fue lo suficiente para que la epidemia penetrase en la ciudad([2]). El miedo motivó que los pueblos no atacados estableciesen medidas coercitivas y cordones sanitarios para evitar su extensión, prohibiendo a los vecinos de los pueblos afectados su entrada, como es el caso de los vecinos del pueblo de Bailén, sin que la prohibición de los cordones por parte del Gobernador Civil tuviesen efecto. El miedo llevaba a desobedecer las ordenes de la autoridad superior por parte de los pueblos y sus autoridades. Por su parte, el Gobernador Civil, haciéndose eco del ministerio de Gobernación, temía la instalación de estos cordones al considerar que aumentaban "la desolación de los pueblos atacados... privándolos de los artículos de primera necesidad, e introduciendo la alarma, el desconsuelo y la aflicción de espíritu en los pueblos que de ella se hallan libres, causas todas por sí bastantes a predisponer al desarrollo de la enfermedad de que intentan huir"; lo que lógicamente podía producir malestar y desórdenes([3]).

            Con la prohibición de los cordones sanitarios el cólera se extendió más. La opinión general de los facultativos era que la causa del cólera y su transmisión tenían un origen atmosférico. Los facultativos de Jaén concretamente lo achacaban al "cambio eléctrico que sufre el aire de los pueblos invadidos"([4]). Esta opinión estaba en contra de la popular que veía la transmisión en el contacto directo del individuo infectado con el sano, entendida como una magia por contacto que lleva al espíritu del mal a penetrar de un individuo a otro; una conclusión producto de la observación que conducía inconscientemente a la instalación de estos cordones sanitarios.

            Existía miedo al aislamiento en las poblaciones infectadas, tanto por el temor a ser confinado en una zona donde podía ser contagiado, como a la escasez de subsistencias que podía provocar este aislamiento. De ahí que muchos pueblos negasen la evidencia y formasen particular empeño en ocultarla a los limítrofes, presentándola con otras denominaciones y distintos caracteres patológicos, desatendiendo la legislación sanitaria y cuarentenaria([5]). Es el caso del Gobierno Civil de Jaén, que en un principio no quería reconocer la existencia del cólera en la provincia. Así vemos que en un parte de salud del 13 de septiembre de 1854 dice:

 

               "Deseoso este Gobierno de provincia de hacer conocer a los pueblos de la misma, a quienes considero ansiosos por saber oficialmente el estado de salud que en cada uno de ellos aparezca, alejando así el temor que las bagas noticias propagadas por algunos mal entendidos pudieren haber infundido en los ánimos de los vecinos, he dispuesto que diariamente se publique cuanto ocurra acerca de este particular... debiendo con este motivo manifestar que la provincia disfruta de salud, y sólo en Baién ocurren los casos expresados aseguida, no de cólera-morbo asiático como así lo han expresado los facultativos si no de cólicos producidos por el exceso en la comida de frutas, y desarreglo de su régimen alimenticio. Jaén 13 de setiembre de 1854. Manuel Monedero"([6]).

 

            Días más tarde, ante el incremento del cólera, tuvo que reconocer la evidencia, aunque desdramatizándola. Mientras tanto, se iba extendiendo incontenible por la provincia, habilitándose hospitales al efecto, como el Hospitalico de la Magdalena y el ex-convento de la Coronada en la capital([7]).

            Cuando el cólera se fue extendiendo por la capital, el pánico se apoderó la población. En el mes de noviembre comenzó el terror y se produjo un éxodo masivo de población:

 

               "...empezó la emigración de las familias que estaban en posición de curarse de su timidez huyendo de la ciudad, precaución que fue hasta cierto punto inútil..."([8]).

 

            El cólera había prácticamente paralizado el tránsito de viajeros durante la segunda mitad de 1854. Los que viajaban se hacían previamente con "cartas de sanidad" que libraban los ayuntamientos. El comercio se paralizó y con ello la epidemia prácticamente desapareció de la ciudad de diciembre de 1854 a abril de 1855, habiéndose contabilizado 68 defunciones por esta causa([9]). Como era habitual se hizo una pronta declaración de fin de la epidemia con la celebración de una solemne misa y un Te Deum el 25 de febrero de 1855([10]). Esta prematura declaración que levantó las medidas de control de viajeros fue terriblemente nefasta, pues en abril de 1855 volvió a reanudarse en gran escala el cólera, reanudándose todos los problemas del año anterior con los consiguientes cordones sanitarios, a los que seguía opuesto el Gobernador Civil, multando a alcaldes por esta causa, como los de Linares y Bailén; y apercibiendo a otros, caso de los de La Carolina y Guarromán, que se oponían al alojamiento de quintos procedentes de la capital([11]). Algunos concejales, temerosos del cólera, debieron abandonar la capital, pues la Corporación Municipal lo hizo saber discretamente en sus oficios([12]).

            El temor a la epidemia, como era habitual en estos casos, llevó a la Cofradía de Nuestro Padre Jesús a solicitar sacar su imagen en procesión, siendo denegado por la Junta Provincial de Sanidad y Beneficencia, así como posteriormente la prematura celebración de un Te Deum([13]). Esta decisión es una muestra de la nueva mentalidad liberal que se está abriendo paso. Por primera vez nos encontramos en unas actas municipales de Jaén que, ante una calamidad, los remedios religiosos sean pospuestos por razones científicas, evitándose así el peligro de que una masiva aglomeración de individuos en procesión de rogativa pudiese aumentar aún más el cólera.

            El mes de abril fue el más trágico, sólo en la capital murieron de cólera 313 individuos, siendo 853 los atacados, aunque posiblemente fuesen más, pues muchos de ellos negaban la enfermedad por temor ser conducidos al Hospital([14]), lugar identificado por mucha gente más como tanatorio que como sanatorio. A finales del mes de abril la epidemia disminuyó en la capital, lo que llevó al Gobernador Civil a declarar:

 

               "Ese fatídico romero que desde las orillas deletéreas del Ganges, va, incansable, estampando por los anchurosos ámbitos del mundo su mortífera planta, ha desaparecido de nuestra población"([15]).

 

            Sin embargo, en los meses de junio y julio, mientras el cólera disminuía en la capital, se extendía por otros muchos pueblos de la provincia: Bedmar, Fuensanta, Huelma, Martos, Jamilena, Ibros, Villanueva del Arzobispo, Alcalá la Real, Alcaudete, Beas, Benatae, Castillo de Locubín, etc., hasta un total de 44 pueblos el día 27 de julio([16]).

            Desde agosto de 1854 a octubre de 1855, período durante el cual se desarrolló la epidemia de cólera en la capital, se dieron un total de 521 defunciones por esta causa, en realidad serían más, pues nos faltan los datos del Hospital San Juan de Dios referentes al mes de junio de 1855([17]). En otras poblaciones de la provincia, el saldo que dejó el cólera fue aún más desolador. Así en Úbeda, J. Pasquau nos dice que el 1 de septiembre de 1855 eran ya 2.000 personas las afectadas, y que del 1 al 10 de septiembre fueron días de desolación: "el terror, la pena y el espanto se apoderó de la población"([18]).

            En general, aunque el cólera no respetaba clase social alguna, fueron las clases populares las más afectadas, no sólo porque el cólera se desarrollase más en aquellos lugares sucios y mal ventilados, sino también fue debido a la mayor debilidad física de los indigentes y a que buena parte de las clases acomodadas abandonaron por pánico los núcleos urbanos, miedo que no era menor en los que se quedaron, que si no huyeron fue porque no tenían donde ir.

            Esta terrible epidemia de 1854-55 en Jaén sirvió de cruel experiencia para la siguiente, la de 1860, en la que las medidas de control fueron tomadas de forma estricta, estableciéndose cordones sanitarios que suprimieron las ferias y demás contactos con poblaciones afectadas, de ahí que en la capital sólo se produjeron tres casos; mientras en otras poblaciones, como Castillo de Locubín, la sufrieron dramáticamente, repitiéndose las tradicionales escenas de terror colectivo. En la capital, en el mes de octubre volvió a cantarse el Te Deum y a procesionarse las clásicas imágenes de Nuestro Padre Jesús y Nuestra Señora de la Capilla durante los días 17 y 18 de octubre([19]).



([1]) B.O.P.J. extraordinario, 17-febrero y 10-agosto-1854.

([2]) B.O.P.J. extraordinario, 10-agosto-1854; y Academia de Medicina... Observaciones..., pág. 2.

([3]) B.O.P.J. 30 agosto-1854.

([4]) Academia de Medicina... Observaciones..., pp 30-66.

([5]) B.O.P.J. 11-setiembre-1854.

([6]) B.O.P.J. 13-setiembre-1854.

([7]) B.O.P.J. 20-septiembre-1854;  A.M.J. Cab. 22-septiembre-1854, fol. 181; y Academia... Observaciones..., pág. 4.

([8]) Academia... Observaciones..., pág. 5.

([9]) Academia... Observaciones..., pág. 4.

([10]) A.H.D.J. Act. cap. 16 y 28-febrero-1855.

([11]) B.O.P.J. 23 y 25-abril, 4 y 7-mayo-1855.

([12]) A.M.J: Cab. 23-abril-1854, fol. 83.

([13]) A.M.J: Cab. 26 y 30-abril-1855; y Leg. 90. Cuaderno de actas celebradas por la comisión permanente por consecuencia de la aparición del cólera, 3-mayo-1855.

([14]) A.H.M.J. Leg. 126. Carta a la Junta de Sanidad, 4-mayo-1855.

([15]) El Gobernador Civil se refería al cólera-morbo, que existía endémico en la India, desde donde se extendía a gran parte del mundo durante las epidemias. B.O.P.J. 23-mayo-1855.

([16]) B.O.P.J. meses de junio y julio-1855.

([17]) López Cordero, J.A. Sociedad y Economía del Jaén Isabelino. Universidad de Granada - Ayuntamiento de Jaén. Jaén, 1992, pág. 231.

([18]) Pasquau, J.: Biografía de Úbeda. Úbeda, 1958, pág. 460.

([19]) A.M.J. Cab. 31-mayo, 8-julio, 20-septiembre-1860; A.H.D.J. Act. cap. 22-septiembre y 6-octubre-1860; y B.O.P.J. 3 y 8-agosto y 5-septiembre-1860.

 

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