3. Los duendes.

 

Es el caso también de los duendes, seres fantásticos, normalmente enanos o de pequeña estatura, con poderes sobrenaturales. Eran considerados seres traviesos, que habitaban en las casas y el campo. En sus travesuras cambiaban de sitio los muebles, ocultaban objetos y jugaban malas pasadas.

La creencia en los duendes es principalmente de origen indoeuropeo. En Jaén ha perdurado en la toponimia tradicional de algunas calles: Duende de la Magdalena, Callejón del Duende. Y en otros muchos pueblos se cuentan relatos de ellos. Así,en Noalejo existía un duende en el cortijo de Olvijararta que hacía mil travesuras, por lo que los caseros hubieron de abandonar el lugar, sin que por ello se libraran del duende, que les acompañó llevando un cucharón que creían olvidado([1]).

En Pegalajar, una de estas leyendas, parecida a la anterior, dio lugar a un apodo que aún pervive en el pueblo. Cuentan que en la casa de esta familia había un duende que provocaba el miedo en sus moradores, de tal forma que decidieron cambiar de vivienda. Sin embargo no fue la solución, pues cuando, acabada la mudanza, estaban haciendo el recuento de mobiliario, se dieron cuenta que habían olvidado las devanaderas. Entonces, el duende  dijo: "No, que las llevo yo".

Otra leyenda en Pegalajar atribuye al paraje del Puente de la Aceña la ubicación de un duende, que causaba temor a los que cruzaban el lugar. Es un paraje cercano a la población, situado en la Huerta, frondoso y con abundante agua en el pasado, que aún hoy mantiene un encanto especial. La existencia en él de un duende es algo que no es de extrañar, pues en el mundo europeo éstos son considerados también espíritus de la Naturaleza que viven entre árboles y bosques.

En otras poblaciones los duendes tienen nombres propios. Es el caso de los minguillos del Hoyo de la Negra en Bedmar, que atemorizaban a los vecinos hasta que fueron vencidos por la Virgen de Cuadros. En Sabiote existía el duende conocido como Martinejo, que también obligó a abandonar la casa a sus dueños y, como en otras leyendas, los acompañó en el traslado llevando algunos útiles de cocina que creían olvidados; por lo que no se libraron del duende. En los pueblos del Adelantamiento de Cazorla, el duende recibe el nombre de Martinillo([1]).



([1]) Amezcua, Manuel: El Mayorazgo de Noalejo: Histoira y Etnografía de la Comunidad Rural. Ayuntamiento de Noalejo, Noalejo, 1992, p. 325. Y Pérez Ortega, Manuel Urbano: "El duende jaenés". Toro de Caña: revista de cultural tradicional de la provincia de Jaén, n1 2, Diputación Provincial de Jaén. Jaén, 1997, pp. 221-232.

([2]) Pérez Ortega, Manuel Urbano: "El duende..., pp. 221-232.

 

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