|
D.L. J-309-2005 ISSN 1699-6151 |
||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
|
|
||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
|
CONSEJO
DE REDACCIÓN
Poemas
Colaboraciones
Noticias
Nos anteriores
|
||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
|
|
Mayi*
Aquel día quise tocar
las músicas más hermosas
que jamás se oyeron en el cielo.
Acaricié las cuerdas
de una nostálgica guitarra
y en la tapa armónica
me pareció leer tu nombre.
Te llamaban dulce Mayi,
y la melodía sonaba familiar,
como una versión encontrada
de poema de inolvidable belleza,
que se dejaba ir tranquilo
en la brisa agradable
de una tarde primaveral.
Si, eras Mayi, delicada
y joven y asustada.
Evocaba en mi canción,
todo cuanto me diste,
tu juventud, tu belleza
y tus besos primigenios.
Ahora, acaricio tus canas
y después, el silencio
y la hamaca, nos aguardan.
*Juan Carlos García-Ojeda Lombardo.
Envíanos tus poemas
