Claustro Poético

Boletín virtual de poesía, edición trimestral. Nº 20. Primavera-2010

Asociación Cultural Claustro Poético

 

 Director: Juan Carlos García-Ojeda Lombardo

 Coordinadores: Fernando R. Ortega Vallejo y Juan Antonio López Cordero

D.L. J-309-2005

ISSN 1699-6151

CONSEJO DE REDACCIÓN

Poemas

La niña de la casa muerta

Des-nudos

Cálida sinfonía

Como olivo

Eterno soberbio

Poema cósmico vespertino

Maniquíes de bar

Noche de jazz y alcohol

Bendito San José de la Montaña

Escuchando semiramides

Memoria despierta

Sed de amarte

La esperanza herida

El corazón de la poesía

La luz

No es el momento

Amar como verbo humano

El asombro del paso del tiempo

El virus de la necedad

Ante los desastres naturales

Mujeres y hombres, explosión de vida


Colaboraciones

El barquero


Noticias

Premio centenario de la Mutual Complutense de Poesía

Premio de Poesía Ángaro

XIV Premio Internacional de Poesía Antonio Machado en Baezal


Colaboran en este número


Nos anteriores

 


 

 Cálida sinfonía*


            I

Me has mirado, te he mirado

a los ojos.

Cómplices en el amor, en la penumbra cálida,

sólo hablan los ojos.

Las palabras no quieren salir,

no quieren aflorar de nuestros labios,

que, sellados en un beso , interpretan

la melodía dulce y callada

de nuestro callado amor.

Los cuerpos enlazados, fuerza y pasión,

reciben sensaciones impensadas,

que embriagan los sentidos, despiertos ya,

en puro arte de caricias,

solos tú y yo.

Recordaba tu perfume en la soledad

de mi apartada oscuridad

y despertaban mis ensueños,

en rutilante claridad,

que, sin querer, estaban olvidando

toda la dicha, aún por disfrutar,

sin tener que hablarnos, sólo con mirar,

con miradas dulces, de dulce pasión,

mirando a tus ojos,

callado y sin voz.

 

 

            I I

Entre sábanas de “holanda”

de inmaculada blancura,

he recibido tu imagen, realzada,

con resplandores de luna.

La luz plateada de tu rostro

atrae las miradas de mis ojos,

queriendo de tu faz, amasada de aceituna,

la felicidad escrutar,

felicidad que tus ojos, rebosantes de ternura,

ya, no pueden ocultar.

Me hablan tus labios, me hablan

tus ojos,

me habla tu cuerpo bañado

de afán,

me habla tu piel de trigo

y de miel

y mi cuerpo amante se acerca

sereno,

hablando muy quedo, buscando 

senderos,

de tan fértil campo todos los

senderos,

recorriendo amable el hermoso

cuerpo.

 

                I I I  

 

Tu cuerpo , que Eros regaló con su

fragancia,

ha despertado mis deseos más

ocultos.

La pálida luz de la alborada

se refleja, muda, en tu

desnudo

y mi cuerpo, absorto en la apatía

nocturna,

se embriaga con la imagen turgente

de tu carne, que enerva

mis sentidos

y sueña con jinetes y monturas,

con carreras, de inciertos

recorridos,

sin el freno mental de la

cordura.

El sudor impregna nuestros

cuerpos,

larga y vehemente ha sido

la aventura,

guerreros derrengados en el dulzor

de la lucha,

sigo mirándote a los ojos, espejos

de la luna.

                                              *Francisco Teva Jiménez

 

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