Claustro Poético

Boletín virtual de poesía, edición trimestral. Nº 71. Invierno-2023

Asociación Cultural Claustro Poético

 

  Director: Juan Carlos García-Ojeda Lombardo

  Coordinador: Juan Antonio López Cordero

D.L. J-309-2005

ISSN 1699-6151

CONSEJO DE REDACCIÓN

Poemas

Pintando un cuadro gótico

Te muerdo

Tinta de tierra

Campana distante

Poema de amor, Aroa

Reminiscencias invernales

Soneto XXVII

Soneto XXVIII

Obligarse con la mirada

Poseemos un único guía: Jesucristo

Siempre a la luz de la poesía

Un especial encanto místico atrae nuestra atención

La transformación de uno mismo

 


Colaboraciones

Alarcón


Noticias

Certámenes de poesía

 


Colaboran en este número

 


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 La transformación de uno mismo*


  

(En ocasiones; nos ahoga la tristeza del yo, mientras nos acosa un espíritu enfermizo, que nos está dejando sin vías de entusiasmo).

 

 

I.-  LA TAREA DE VIVIR

 

La vida se ensancha ofreciéndola, 

y se achica reteniéndola para sí;

de hecho los que más la disfrutan,

son aquellos que se entusiasman,

por la tarea de darse y de donarse.

 

Este quehacer nos hace ilustrados,

en el justo hablar y mejor forjar;

a los pies de la perenne novedad,

que es lo que nos causa renuevo,

tanto de caminos como de andar.

 

No hay mayor afán y desvelo,

que desvivirse por vivir activo,

que verse vivo y plasmar misión;

que hallarse en continua salida,

y sentirse acariciado por el aire.

 

II.- PATOLOGÍAS DEL MOMENTO

 

Hay que saber fijar a tiempo no;

no a una economía que excluye,

que anestesia y venera al dinero,

que confunde e infunde violencia,

como una fuerza y es un fracaso.

 

Cuidado con las órbitas estériles,

jamás nos conducen a buen puerto,

ni reconducen a sensible corriente;

uno ha de ser dueño y digno de sí,

y no perder la alegría de transitar.

 

Aquel ser que no sabe ser ni estar,

que tampoco percibe sus desdichas,

ni la miseria de su particular cruz;

ha de surcar el amor para quererse,

poder amarse y enmendarse al fin.

 

III.- EL BIEN Y LA BONDAD

 

Los tiempos germinan de lo vivido,

del don embellecedor de la jornada, 

y de la bondad sembrada sin más;

es como se configura lo armónico,

y se conforma el lozano encuentro.

 

No ejercitar el bien, es corromper

la paz que todos ansiamos anidar,

triturar nuestro paradisíaco interior;

pues, con el corazón hecho pedazos,

será difícil reponer quietud alguna.

 

Vuelva a nosotros la piedad divina;

esa que alumbra nuestras sombras,

que nos dan expresión a los ciclos,

ofreciéndonos el asombro místico,

de brotar de Dios y a Dios florecer.

 

                *Víctor Corcoba Herrero, 28 de enero de 2022.

 

 

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