Claustro Poético

Boletín virtual de poesía, edición trimestral. Nº 54. Otoño-2018

Asociación Cultural Claustro Poético

 

  Director: Juan Carlos García-Ojeda Lombardo

  Coordinador: Juan Antonio López Cordero

D.L. J-309-2005

ISSN 1699-6151

CONSEJO DE REDACCIÓN

Poemas

Obstinado otoño

Aquella noche

Transición

Deseo

Del amor por los bárbaros

Kustendge, a orillas del mar Negro

Los arqueros de la tarde

Soneto VII (Ballesteros de la Tarde)

La envidia sana (vídeo-poema)

Despedida

Ausencia

Ese empresario listillo

Sinagoga del Agua

Otíñar

Recogiendo aceituna

El corazón como escuela de poesía

La humildad como ejercicio

La luz proviene del corazón que soy

No hay árbol que el viento no desnude

Nuestra poética de todos los días


Colaboraciones

Invisible

El fantasma de Canterville, de Oscar Wilde


Noticias

Certámenes de poesía octubre-diciembre-2018


Colaboran en este número


Nos anteriores

 

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Nuestra poética de todos los días*


 

 

“Los ojos no pueden ver bien a Dios, sino a través de lágrimas”.

Víctor Hugo (1802-1885) Novelista francés.

 

No hay futuro sin verse en los pasos del ayer,

ni el ayer cohabita sin mirarse en el andar del hoy,

ni el hoy es nada sin volverse al verso que fui.

Porque uno es historia y presente de un camino,

pero también tránsito y germen de un sentimiento,

romero de un aire que anima y nos reanima el ser,

penitente de una cruz que nos convoca a la poesía.

 

Somos, si es que somos algo, fruto de nuestras raíces,

raíces que son de Dios y a Dios han de regresar,

raíces que en adelante son la belleza que nos sustenta,

pues sin esplendor todo el encanto del caminante

deja de ser esencia para convertirse en vaho que pasa,

sin amor alguno y esta es la desgracia del no ser,

o del no saber crecer con fuerza propia y trascender.

 

Él, Creador de nuestra energía, nos llama siempre,

a darlo todo y a donarlo a la luz que nos alienta,

a no envejecer con el tiempo, sino a ganar verso,

a ser como antorcha radiante y perenne lámpara

de un solo fuego, que llamea a pesar de los vientos,

de tantos momentos oscuros vividos y de tantos

desconsuelos hallados en medio de un mundo cruel.

 

Mirémonos, nos hace falta salir para los demás,

es mucha gente la que nos insta al auxilio del día,

que el Señor nos ayude a entendernos, a ver lo justo,

a ser nadie y a ser todo, a ser vida a pesar del dolor.

Igual que la flor del almendro, repongámonos al alba,

seamos como ese aire  liberador, rompedor de cadenas,

repartidor de sueños, puesto que la eternidad nos espera.

 

                                                       *Víctor Corcoba Herrero, 28 de julio de 2018.

 

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