Claustro Poético

Boletín virtual de poesía, edición trimestral. Nº 36. Primavera-2014

Asociación Cultural Claustro Poético

 

  Director: Juan Carlos García-Ojeda Lombardo

  Coordinadores: Fernando R. Ortega Vallejo y Juan Antonio López Cordero

D.L. J-309-2005

ISSN 1699-6151

CONSEJO DE REDACCIÓN

Poemas

Fantasías sobre el algarrobo

Haikus alfanuméricos

Minerva

Soñando

Primavera

Sueño 283

¿Cómo ocurren los milagros?

Quien soy

Un defecto genético

El amor supera el tiempo

El entusiasmo

Hacia el encuentro

La melancolía del viaje

La primavera llena las lagunas de la ignorancia

Pensar en lo que soy

Por el camino del ascesis

Salió la bella trucha cimbreante

Aquel día

Sentido eterno

Alegría de amar

Luces

Puedo


Colaboraciones

Lluvia


Noticias

Premios de poesía abril-junio 2014


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¿Cómo ocurren los milagros?*


 

¿CÓMO OCURREN LOS MILAGROS?
 

¡Mírame por favor¡
Yo te voy a decir aquí y ahora,
como ocurren los auténticos milagros.
 

¡Escúchame amor¡
Toma esa rosa hermosa de vida y hazla tuya.

Háblale y pídele lo que tú más ansías.

Mímala y ámala todos los días.

Yo le digo con ternura:

¡Rosa!,

¡rosa de mi vida!,

¡rosa que germinas dentro de mi alma y mis heridas!;

¡escucha con atención mi ruego ansioso de verso preso y fresca prosa!

¡Rosa hermosa de vida!,

¡derrama con gracia sobre mí el perfume que con abundancia,

exhalabas en los albores de la infancia,

impregnando mis días de fragancia pura y divina!;

¡déjame que vuelva a sorber tu jugosa esencia púrpura y tu serena luz de viva exhuberancia!

 

 

¡Rosa que un día quedaste presa

entre las duras hojas del libro de mi vida!,

¡libera la fuerza infinita de tu fulgurante e intensa belleza,

y vuelve con pletórica ilusión a prender mi alma con tu llama enardecida!

 

Sí,

así;

fuerte y claro como la luz del día.

 

Y la rosa advierte enseguida mi devoción a la vida.

Y como refrescada por un soplo divino de gracia llena ella,

emboca su cáliz de estambres de oro y plata pura sobre mi cabeza,

dejándola envuelta en un halo de bruma que pone mi mente sobre la Luna.

Y entonces ando y veo, y aprehendo y blando tanto lo negro como lo blanco.

Y si me caigo me levanto de un salto aprendiendo de mi daño.

Y no busco ni en mí ni en nadie, culpa alguna.

Y con un paño de seda pura,

libero mi alma de ataduras oscuras como la sombras y la amargura.

Y entonces ya no soy cojo, ni ciego, ni manco.

Y observo y ando sin ataduras.

Y cojo a mi antojo

lo mejor,

 lo mejor de todo que eres tú:

 

mi alegría;

¡la flor de mi vida!

 

Así se forjan los auténticos milagros.

No pidamos varitas mágicas para traer las cosas al instante,

creémoslas por nosotros mismos y disfrutemos al crearlas de placer exultante.

 

¡Mírame mi amor!,

hoy,

sin ir más lejos,

he hecho varios milagros,

-sí-;

uno, ha sido conseguir verte aquí a mi lado, después de tanto tiempo;

otro, conseguir hacerte sonreír a pesar de tu gran pena.

Y cuando lo he visto con mis propios ojos,

he gritado entusiasmado:

¡Milagro, milagro!

 

  

*Juan Cobo Serrano - Jaén, 11 de abril de 2013 

 

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