Claustro Poético Boletín virtual de poesía, edición trimestral. Nº 55. Invierno-2019 Asociación Cultural Claustro Poético
Director: Juan Carlos García-Ojeda Lombardo Coordinador: Juan Antonio López Cordero |
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Pacto de sangre*
Eran dos adolescentes, unidos por ese lazo invisible difícil de definir con un adjetivo –mucho más que amor-, que une férreamente a dos personas, complicado de deshacer, pero con miedo a que en el futuro ocurriese. Por ello, brotaron unas gotas de sangre y las unieron en sus dedos, buscando una unión que fuese irrompible.
“Detrás del tiempo, detrás de paisajes de colores insólitos, la sombra de una sombra me mira: sabe lo que escribo porque habita entre dos respiraciones, en el enigmático país de las distancias.
Quizá, no lo recuerdo, sus manos han palpado estas páginas añorando volver al agudo abismo de lo imaginario, por donde huir de sí mismo
Quizá, a solas, desde la mansedumbre de unos ojos, esos muros que se alzan bordeando los caminos de su isla, caigan agotados.
Porque la gota de sangre no puede olvidar que es sólo sombra de una sombra hundida como una barca en el fondo de un cielo de sal detenido por siempre en el silencio.”
Pacto de sangre. Yolanda Gelices.
Cabalgaron las olas de un mar agitado, aguantaron los golpes del insensible destino, día tras día, año tras año. Su pacto de sangre tuvo fruto en otros cuerpos. Sus vidas crearon otras vidas. Soportaron el desgaste en los tiempos difíciles. Ya han parido dos generaciones. El pacto sigue firme, invisible, quizás encallado por los años, pero vivo, fresco como cuando inocentes adolescentes lo hicieron y con él pararon el tiempo.
“Yo no creo en la edad.
Todos los viejos llevan en los ojos un niño, y los niños a veces nos observan como ancianos profundos.
…
Al hombre, a la mujer que consumaron acciones, bondad, fuerza, cólera, amor, ternura, a los que verdaderamente vivos florecieron y en su naturaleza maduraron, no acerquemos nosotros la medida del tiempo que tal vez es otra cosa, un manto mineral, un ave planetaria, una flor, otra cosa tal vez, pero no una medida.
…
Ahora, tiempo, te enrollo, te deposito en mi caja silvestre y me voy a pescar con tu hilo largo los peces de la aurora!
Oda a la Edad. Pablo Neruda.
Quizás sus ojos ya no tengan el brillo del pasado, la piel muestre cada vez más surcos pronunciados, sus cabellos se vayan vistiendo de plata y sus pasos empiecen a acortarse. Mientras el presente cada vez tiene menos sentido, los ecos del pasado atruenan en sus mentes. El viejo pacto de sangre se agiganta, exige con su fortaleza paso entre los “mandamientos” de sus leyes más sagradas. Exhiben su orgullo con rostros al viento, hieráticos, sabedores de su proeza que nació muchos años atrás, cuando casi niños hicieron un sencillo y férreo pacto de sangre o... -mejor llamarlo- pacto de amor.
*Juan Antonio López Cordero.
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