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Y para el amor, la cala*
Permíteme
susurrarte. Te musitaré casi sin voz o como prefieras.
Con la mímica de un sentimiento hondo y noble.
Te hablaré casi mudo, si lo deseas, apenas sin gritar,
sin que las venas inflamen mi cuello.
Suave. Permíteme hacerlo con las sinfonías de un silencio amoroso.
Déjame intentarlo con la agitación de un corazón imperfecto.
Sutilmente. Déjame envolverte con la rapsodia
de un crepuscular y somnoliento atardecer.
Déjame crearte sensaciones languideciendo abrazados en la húmeda cala
como dos amantes que se entregan a la promesa feliz.
Permite que te hable a soplos sin descanso ni vaguezas
mientras tus labios muerden los míos
y los arenales son testigos de nuestras fundidas presencias.
Escucha mi música una y otra vez hasta que te invada, hasta que te emocione,
para recordarte que soy impuro.
Insisto. Permíteme canturrear revoltoso a tu alrededor y retozar en el regazo,
oyendo las dulces notas sublimes de la melodía amorosa.
Déjame tomarte de nuevo una vez más hasta que el sol nazca tras el horizonte
y mientras, cerremos nuestra cala...
...languideciendo...
*Josep Esteve Rico Sogorb.
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