|
D.L. J-309-2005 ISSN 1699-6151 |
||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
|
|
||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
|
CONSEJO
DE REDACCIÓN
Poemas
Colaboraciones
Noticias
Nos anteriores
|
||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
|
|
Alma del Darro*
“Asesinado por el cielo.
Entre las formas que van hacia la sierpe
y las formas que buscan el cristal
dejaré crecer mis cabellos.”
(Federico García Lorca)
Exhala preñado su olor el limonero,
y hambrientos los versos, reverdecen
morando las metáforas,
en tactos que coronan azoteas
donde inquiero renacerte cada tarde.
Hay un eco de nostalgias en el aire,
tintas de altozanos inundando espíritus
que supuran tu dolor entre la niebla.
Sucumbo a tu frescor de río
a tu mirada de ámbar y brea,
a tu voz de acequia clara,
a cada trazo sublime de tu palabra,
que te llora en el sonido hueco de la aldaba.
Tus negros ojos proyectaron la luz
en los tejados del amor,
-alma de poesía que no cesa-
y pusieron en la noche
la hilatura de la inquietud,
tatuada en cada bala desmedida,
escribiendo con tu sangre
en la blanca luna, el poema más triste
de todas las madrugadas.
De aquel estruendo,
tu sombra como reliquia,
asoló todos los horizontes.
Tu futuro quebrado a contratiempo,
no es sino el evangelio de tu estela.
Quién decidió cual debía ser tu noche.
Cómo el naufragio de tu lágrima
hincado de rodillas, cayó,
en el vértice fracturado de tu nombre,
para hacerse intervalo del eterno olvido
y parirte al mundo simulando un diálogo
en las nervaduras de la memoria.
Fuiste alfarero de barros inmortales,
abigarrado laberinto de verdes y de nardos,
raíz y cuenco de verbos,
de todos y de nadie.
Hoy resides refractario
en las crestas de los acantilados,
en la cosecha intemperante de los siglos.
Sudario que envuelve entreguerras,
puente ferviente, de siempres todavía,
fruto de otoño, poeta de metáforas,
corazón de viento, agua de lirio,
arrayán de nebulosa ,longitud del día,
alma del Darro.
Eres milagro,
como nieve que destila en los almendros,
como yedra en las paredes encaladas,
como patios de luz entretejida,
como esa costumbre de escribir poemas
y ser tú mismo y concluirlos con tu nombre:
Federico García Lorca.
*Rocío Biedma
Envíanos tus poemas
