Claustro Poético Boletín virtual de poesía, edición trimestral. Nº 72. Primavera-2023 Asociación Cultural Claustro Poético
Director: Juan Carlos García-Ojeda Lombardo Coordinador: Juan Antonio López Cordero |
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La Cerradura*
Hay un pequeño valle donde las montes de Mágina abrieron las viejas fuentes del río Guadalquivir, cerca de la antigua Mentesa, antes que Plinio corrigiera el nacimiento ubicándolo en otro lugar. En este valle, formado por la cerradura de las sierras que talló entre las rocas el afluente Guadalbullón, llegaba la vía Augusta procedente de Cartagena, camino de Córdoba, donde los restos de la antigüedad surgen por doquier: miliarios, hornos, villas… y un viejo camino que, tiempos por una ribera, tiempos por otra, facilitó a los viajeros su continuo trajinar.
“Yo voy soñando caminos de la tarde. ¡Las colinas doradas, los verdes pinos, las polvorientas encinas!... ¿Adónde el camino irá? Yo voy cantando, viajero a lo largo del sendero... - La tarde cayendo está-. "En el corazón tenía la espina de una pasión; logré arrancármela un día: ya no siento el corazón". Y todo el campo un momento se queda, mudo y sombrío, meditando. Suena el viento en los álamos del río. La tarde más se oscurece; y el camino que serpea y débilmente blanquea se enturbia y desaparece. Mi cantar vuelve a plañir: "Aguda espina dorada, quién te pudiera sentir en el corazón clavada" Yo voy soñando caminos. Antonio Machado.
En la actualidad, el valle ha cambiado, una autovía, entre túneles y viaductos lo atraviesa y ha dejado atrás la olvidada carretera, a cuya vera surgieron las ventas y casas de una pequeña aldea, que son en su mayor parte segunda vivienda de gentes que buscan el microclima especial que tiene este lugar.
“Valle que al clima tórrido, basto y vital conformas tus anchurosidades y tus renacimientos. Valle que al clima ofreces tus multiformes formas; formas de exuberancias y de desbordamientos.
Azul de radiaciones, cargado de crudezas, de acentuación robusta, cubre tus extensiones. Los picos que te ciñen, guardas de tus bellezas, enarbolan su verde sobre el verde que expones.
En tu amplitud, con trazos calientes, encendidos, con trazos decididos, brillan las palmas reales; y, en tu silencio, impónense sinfonías y ruidos; sinfonías de insectos y ruidos de cañales. …” Valle de Yabucoa. Evaristo Ribera Chevremont
Quiso el hado que se diese una conjunción planetaria, y en una tierra siempre olvidada surgiera algo hermoso. Al final de la aldea, en un tramo perdido de la antigua carretera se juntaron los caminos del viajero. Nació el museo caminero en un camino, en un valle singular, junto a la arboleda que lo sombrea, el caz que lleva el agua a los fértiles campos del valle y los muros de piedra seca que sostienen la resbaladiza ladera, en homenaje a los siglos de historia del caminante.
“Por aquí pasa un río Por aquí tus pisadas Fueron embelleciendo las arenas Aclarando las aguas Puliendo los guijarros, perdonando A las embelesadas Azucenas No vas tú por el río Es el río el que anda detrás de ti Buscando en ti el reflejo Mirándose en tu espalda Si vas de prisa El río se apresura Si vas despacio El agua se remansa” Por aquí pasa un río. Ángel González.
Centro de Interpretación de la Caminería de la Cerradura (Pegalajar)
Viajero, si un día pasas por este valle, detén tus pasos en el museo caminero, donde cada hito tiene su historia y cada tiempo su memoria, como un nuevo humilladero que pide una oración o un descanso al caminante. Carga tu equipaje de poesía y, luego, sigue tu viaje.
*Juan Antonio López Cordero.
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