Claustro Poético Boletín virtual de poesía, edición trimestral. Nº 72. Primavera-2023 Asociación Cultural Claustro Poético
Director: Juan Carlos García-Ojeda Lombardo Coordinador: Juan Antonio López Cordero |
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El abrazo de Dios es un verso nítido*
(Quien se abraza a Jesús, pierde el miedo, no teme a nada)
I.- DIOS PADRE SIEMPRE RESPONDE A ti, Dios Padre, que nos abrazas en cada amanecer y nos proteges, socórrenos en nuestra debilidad, cúranos del desconsuelo habitual, cuídanos de todo mal y asístenos para nacer luz y hacer tu voluntad.
Nos guarde por siempre tu palabra, nos ampare y asegure tu fuerza, nos aliente y alimente tu camino, nos atesore y reserve tu gran amor; retornando al gozo de ser tus hijos: obrando el bien, recobrando dichas.
Nuestra vida ha de ser de alabanza, como hijos que somos del Padre, tan eterno como tierno, tan nuestro como de todos, lo que acrecienta una alegría inmensa que borra penas, y colorea el firmamento de júbilos.
II.- DIOS HIJO SIEMPRE ORIENTA A ti, Dios Hijo, ayúdanos a volver a ver en tus pasos la verdad y la vida, a regresar y reaparecer en tu ardor, y en todos los desvelos del mundo, con el afán de la Cruz Redentora, reavivando en nosotros la esperanza.
Señor que me conozca y te reconozca, en ese amor que no conoce límites, en ese andar que no delimita fronteras, en ese ir y venir de acá para allá, sin rumbo, poniendo la mirada en ti, en esos brazos abiertos perennemente.
Nuestra existencia ha de fraternizarse, con la clemencia del verso en los labios del alma, con la pasión y compasión de Jesús, orientador y hermano nuestro, adoptados por el Padre como hijos, herederos con Cristo de la loa inmortal.
III.- DIOS ESPÍRITU SIEMPRE FORTALECE A ti, Dios Espíritu, renáceme cada día, injértame la fuerza necesaria para vivir, préndeme a la mística de tu entusiasmo, brótame en el sueño que nos transfigura; pues formado y transformado en poesía, la misión del verbo, faculta mil estrofas.
Fruto de esa creación que nos acoge y recoge más allá del ánimo mundano, que viene de Dios y a Dios nos lleva, nace la sabiduría de saber mirar y verse, de aprender a sentir y a ser la estrella, con la mansedumbre de guiar corazones.
Nuestra savia se fortalece en el espíritu creativo del Creador, forjador de baladas, también se robustece con lo más auténtico, con aquello que por sí mismo nos asombra, pues si en el cielo clama el viento más puro, en la tierra se proclama el pulso más hermoso.
*Víctor Corcoba Herrero, 14 de marzo de 2020.
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