Claustro Poético Boletín virtual de poesía, edición trimestral. Nº 72. Primavera-2023 Asociación Cultural Claustro Poético
Director: Juan Carlos García-Ojeda Lombardo Coordinador: Juan Antonio López Cordero |
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"Salía de él una fuerza que los curaba a todos" (Lc 6, 19b)*
En esta tarde de un cálido otoño me detengo a evocar mis vivencias con las personas ancianas y enfermas de todo tipo. Desde niño guardo en mi corazón un afecto que tenía con el sacerdote y párroco de mi pequeño pueblo. Yo entonces era monaguillo y le acompañaba en la administración del sacramento de la Unción de enfermos para que recuperaran la salud integral. Mi abuela tenía predilección por mí, cuando estaba muy enferma cerraba los ojos como ausente y no reaccionaba, por mucho que le preguntaran, hasta que fueron a buscarme al campo donde yo estaba con una familia, me avisaron de que mi abuela estaba muy grave, casi muerta. Cuando llegué y pronunciaron mi nombre entonces abrió los ojos, se le iluminó el rostro, se incorporó en la cama y dijo varias veces: ¡Miguel, ¡Miguel!...Y al poco tiempo falleció. Ahora sacerdote misionero llevo años en la Pastoral de la Salud y aprecio con veneración a los enfermos que visito y me piden la sagrada comunión. Para ellos la mejor medicina es recibir el Amor de Dios. Les doy compañía en su enfermedad y soledad, me pongo a su nivel; estoy muy atento a lo que hablan, creo un ambiente de confianza y confidencialidad. Les estrecho las manos e incluso les beso como si fuera su hijo. Nada de protagonismo mío. Sólo transmisor de la infinita misericordia de Dios; cuyo misterio se llama humildad. Lo más importante para mí es que me abran las puertas de sus casas. Confieso que es hermoso entrar en el hondón de las personas y en el abrazo del buen Dios. Estoy convencido de que debo llevar el consuelo de Dios, como hizo el Buen Samaritano; oficio del Hijo hecho hombre y de sus discípulos, compañeros y seguidores. Invoco la presencia de María, Virgen como madre paliativa tal y como estuvo al pie de la cruz de su Hijo, allá en el Calvario. María, Virgen y Madre, que estás junto a los elegidos de tu Hijo, dame tu Corazón Inmaculado para que sea fiel a mi vocación de servicio a los más vulnerables, para que escuche la Palabra de Dios y la cumpla. Señor, envíame tu Espíritu Santo para que te alabe, te bendiga, te adore y te dé gracias por tu impulso misionero-evangelizador. Ayúdame a ser uno para los demás y para los que están olvidados. Me hago eco de la frase de San Juan de la Cruz “al atardecer de la vida te examinaran del Amor”. El evangelio de Hoy (Mt 25) me conmueve cuando expresa con toda claridad que lo que hice con uno de estos hermanos más pequeños con ÉL lo hice. Recuerdo que mi madre me insistía con toda ternura que en la Eucaristía pidiera por todos los enfermos y los que cuidan de ellos con amor.
Sevilla, 2 de Noviembre de 2022.
*Miguel Maestre.
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