Con mi ángel paseo de la mano
ante mi aparente soledad,
poso mi cuerpo donde quiera
para, con sólo él, hablar.
Mi alma libero ante sus ojos,
aprendo a respetar y amar un infinito,
desprendo de mi ego sentido,
mis ganas de saber por qué he sufrido,
con mi ángel paseo lentamente,
de verdes y azules dulcifico
el alma que vuela entusiasmada,
el cuerpo que camina como ausente.
De brisa enamoro cuanto toco,
amar anhelo, amarte añoro,
mi ángel también te recuerda
las pálidas lágrimas que lloro.
No sufro, que ando
más allá de ti y tu rostro.
Con mi ángel paseo por el mundo
expirando culpas y soñando.
Con mi ángel recojo verdades y vidas
que poco a poco voy amando.
No sufro, que río
más allá de mí y mi rostro.
Carmen Julia Morago Lázaro
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