En los tiempos actuales es difícil
desprenderse de la materia. Resulta desalentador tener que buscar, con
demasiada fruición, en las redes sociales un grupo de corazones que
palpiten deprisa, que se enamoren de la vida, que estén dispuestos a
emocionarse viendo un atardecer, oyendo una vieja balada o recitando un
verso.
Es difícil desprenderse
de lo tangible y abrazar lo etéreo. Sin duda. Sin embargo, Claustro Poético
encontró las llaves del remanso espritual en una pequeña ciudad
andaluza, hace nada menos que diez años. En el mes de Junio atravesaremos el
ecuador del primer decenio.
Cuando nacimos, no teníamos
otra pretensión que intercambiar versos, conocer poesía, oír recitar a otros
poetas. No hemos variado un ápice nuestra primigenia misiva. La
diferencia es que antes debíamos buscar colaboradores que no tuvieran reparos
en perder sus "vergüenzas", ahora, hemos de almacenar, con todo el
cariño, los excedentes.
Nos escriben desde el
todo mundo. Quieren colaborar desde cualquier punto del globo y nosotros,
estamos aquí, con vosotros, para intercomunicar, para conocer, por
curiosidad, porque estamos vivos.
Yo mismo decía, con
humildad, hace cuatro años en el prólogo del número 12 de
la revista, que el futuro de la poesía también pasaba por Internet. Aquí lo
tenéis. Este Boletín Digital es prueba palmaria de esa gana de vivir de la
que antes os hablaba.
Quedamos pues entre todos las
almas expectantes, con la misma prudencia de siempre, con idéntico propósito.
No somos elitistas, tampoco profesionales, solo un grupo de amigos que, sin
querer, están haciendo historia.
Juan Carlos García-Ojeda
Lombardo
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